Aprender a jugar al fútbol es una de las mejores ofertas de ocio para que los niños aficionados al deporte rey pasen el verano en Villaviciosa. Algunos, como Óscar Vigón, aseguran que se decidió a participar en el campus deportivo Michu «para no estar todo el día metido en casa, con los videojuegos, y para jugar al fútbol». Similares motivaciones tienen sus compañeros Iker Argüelles, Pablo Vigil, Rodrigo de la Llana y Mario Azcano, que forman parte de la cantera del Club Deportivo Lealtad y aseguran estar pasándoselo «genial».

Para Rodrigo de la Llana, lo mejor son los partidos que disputan y reconoce que esta experiencia le está sirviendo para aprender y mejorar su técnica. Pablo Vigil prefiere lanzar tiros con el balón y le parece una buena forma de «pasar el rato». Según Iker Argüelles, lo más complicado son «las combinaciones de las jugadas».

El presidente del Lealtad, Pedro Menéndez, colabora en la organización del campus, en el que participan 45 niños, de los que 5 son chicas, de entre 5 y 13 años. Su duración es semanal, pero se ha organizado un segundo turno en el que todavía quedan plazas libres. Cuesta cien euros, precio que incluye la equipación y el desayuno a media mañana.

Adriana Sirgo tiene 8 años y es una de las pocas féminas del campus, aunque un ejemplo de que las mujeres van ganando terreno en el fútbol. Menéndez sostiene que es una tendencia en alza pues las chicas cada vez pisan con más fuerza en el campo. Pero aún siguen siendo minoría. Adriana Sirgo reconoce que a sus amigas no les gusta chutar el balón, por lo que la mayoría de las veces le toca juntarse con los chicos para practicar su deporte favorito. Así que en esta actividad se los está «pasando muy bien».

Alba Fernández tiene 11 años y estos días perfecciona su técnica en Villaviciosa. Juega en el equipo femenino Gym de Gijón y representa a las nuevas promesas del fútbol. «Es bastante buena, zurda, que no suele ser habitual, y muy equilibrada», destaca su monitor, Hernán Pérez, hermano de Michu, que reconoce las cualidades de la niña para este deporte. Pérez es el segundo entrenador del Lealtad de Tercera División. Destaca que aunque las chicas «tienen menos fuerza, son más coordinadas y mejoran mucho más porque están más concentradas». Alba Fernández admite que sólo a una de sus amigas le gusta, como a ella, este deporte. «A las demás no», lamenta.

Hernán Pérez, uno de los tres monitores del campus, está muy contento con el grupo al que estos días entrena. Son chicos de 11 y 12 años. Resalta que tienen «bastante destreza», aunque como niños que son «les gusta más jugar que otra cosa». Pero indica que «tienen bastantes cualidades y tienen mucha afición e interés, así que eso lo facilita». Lo demuestra que los críos están pendientes del reloj, pero para que no llegue la hora de marchar, pues les sabe a poco la mañana.

Además, los chavales están encantados con que uno de los protagonistas de este campus sea el futbolista ovetense Michu, que actualmente milita en las filas del Swansea inglés. Sus compromisos profesionales le han llevado esta semana a China, aunque preveía haber compartido unas jornadas con los chavales. Sí tuvieron un encuentro con él durante la presentación del campus que lleva su nombre y la entrega del material deportivo. «Es muy buena persona y muy amable». Así le definen los chicos, encantados porque también les firmó la camiseta.

Pedro Menéndez sostiene que cuanto antes empiecen a jugar al fútbol mejor. En los pequeños trabajan sobre todo la coordinación del cuerpo, que es clave en este deporte. Pero en este campus, además de aprender a chutar el balón, les dan charlas para enseñarles a tener a una alimentación saludable y una vida sana.

Durante estos días, tres monitores -uno por cada quince niños- se encarga de enseñarles y perfeccionar la técnica. Tras la parada del desayuno, a las once y media de la mañana, llegan las competiciones, que es lo que más les atrae a los críos. Aunque Menéndez destaca que pretenden que esta actividad «sea lo menos competitiva posible». También se divierten realizando gymkhanas y actividades similares. Participan chavales no sólo de Villaviciosa, también de otros lugares como Oviedo, Grado, Colunga o Siero. El reto es que el año que viene este campus sea mañana y tarde con la intención de que puedan hospedarse.