El judomat -un tapete con órdenes diferenciadas a color- ya está en Avilés, donde ha llegado de la mano de su inventor: Iñaki Salas. Desde que el judoka de Durango lo creó en 2010, este innovador método visual de aprendizaje del judo, nunca antes se había experimentado en Asturias. Después de presentar las coloridas plantillas en escuelas de judo de media Europa y de exportarlas a países como Estados Unidos o Brasil, Iñaki Salas hace una parada en el campus de judo de Avilés para enseñárselo a los participantes.

Los privilegiados niños y niñas avilesinos se mostraron ayer encantados con el invento. «Me pareció muy divertido. Nos colocamos en el judomat uno frente a otro y mientras uno realizaba la técnica (tori), el compañero se dejaba hacer la llave (uke)», relató Irune Somavilla, de 7 años. « Irune ha hecho las llaves como las haría un diestro y un zurdo sin tener que darle ninguna explicación al cambiar de lado. Ella sola lo dedujo porque el judomat es evidente e intuitivo», afirmó Salas.

El judomat consiste es un tapete con formas, letras, números y colores que se coloca sobre el tatami. Está elaborado con un material resistente y sus dimensiones -está diseñado para dos judokas en pie- lo hacen muy cómodo para su transporte. Los números indican hacia donde tiene que ir cada parte del cuerpo (extremidades -brazos y piernas-, pies, cadera, cabeza y hombros). Los puntos de apoyo son «tipo playstation» con el fin de que les resulte familiar (cuadrados, círculos y triángulos) y los colores, azul y rojo, indican izquierda y derecha.

La función del judomat es facilitar la labor del profesor a la hora de explicar una técnica y su comprensión por el alumno amateur; es una referencia para que el judoka sepa la dirección que ha de llevar el movimiento y en qué puntos debe apoyarse para ejecutar bien cierta llave. Su inventor señala que este instrumento es muy recomendable para niños entre 6 y 9 años porque aún no tienen definida la lateralidad, porque « les ayuda a coordinarse mejor y autocorregirse y evita malos hábitos desde la base. Es como un aparato de dientes», declaró.

La idea de crear el judomat surgió de las propias limitaciones con las que el mismo Iñaki Salas lidiaba de pequeño: «Me he pasado 10 años poniendo el pie donde me daba la gana. Hasta que no he sido mayor no me dado cuenta de por qué no sabía autocorregirme», reconoció. Confiesa que le faltaban referencias visuales ya que el 70 por ciento de lo que aprendemos nos entra por los ojos. «Todos necesitamos ver para comprender». En el año 2010 conjugó la eficacia del aprendizaje visual con su pasión por el judo y el judomat tomó forma. Según su creador «es una idea que convence».

El campus de judo que organiza el Judo Club de Avilés se desarrolla en el polideportivo del Quirinal.