Agua cayó a mares, incluso alguno se empapó más de la lluvia que de la bebida regional, pero ayer en Candás ni un solo romero abandonó la carrera antes de llegar a meta. Culín a culín, los 2.041 asistentes al popular rallye de la sidra de las fiestas de San Félix de Candás, 441 personas más que el año pasado, agotaron en menos de dos horas y por primera vez, cerca de 8.000 botellas. A ninguno pareció importarle que las nubes no dejasen de llorar en toda la tarde y que las gotas enfriasen el ambiente. Todos se pegaron un buen baño de sidra -la organización entregaba cuatro botellas por persona-, que comenzó ya bien temprano, a media tarde, en la Fuente de los Ángeles.

En este lugar, en la primera parada del rallye, las peñas (unas setenta) calentaban motores con los primeros culetes de la tarde. En ese momento, todavía no llovía. "Esto es fantástico", decía Óscar Ruano, del colectivo "Piaña" y ataviado, como el resto de sus amigos, con el traje típico de mahón y el pañuelo azul atado al cuello, como manda la tradición. Eso sí, para que la maquinaria acelerase en condiciones durante todo el recorrido, había también que llenar el depósito de comida: desde bollos preñaos y empanadas hasta huevos cocidos y pasteles, que los romeros transportaban de un lado a otro del prao en bolsas y, los más previsores, en carros de la compra.

"Hay que forrar el estómago para poder llegar a la siguiente parada caminando y no a rastras", bromeaban Tania Lara e Henar Quintanilla, de la peña "Mártires de la Buraca". Los hubo, incluso, que el festín lo acompañaron de música. "Llevamos unos altavoces para animar a la gente", aseguraba Christian Rodríguez, de "Los Chuperbebientes", al cual pertenecían unos cien jóvenes. Todos ellos engulleron empanadas, bolsas de patatitas y cruasanes.

Pero en pocos minutos, antes de ponerse en marcha en dirección a la fuente de Santarúa, donde iba a continuar la fiesta, hubo que tapar el equipo de música y la comida. Las nubes reventaron de agua y no dieron tregua en casi toda la tarde. Aun así, nadie pensó ni por un momento en abandonar el rallye. "Nosotras no nos vamos, quedamos aquí hasta el final. Ya que venimos hay que aprovecharlo al máximo. Y seguiremos bebiendo sidra igual", comentaba Alejandra Serrano, de Antromero (Gozón), junto a sus amigos Belén Fernández, Paloma Rodríguez y Jesús Viña, de la peña "Gritos", bajo el paraguas. Tampoco el ovetense Pelayo de la Fuente y sus colegas daban la carrera por pérdida. Había que llegar hasta el final, a pesar del chaparrón. Y ese final llegó más de dos horas después a la plaza del Cueto, delante del museo Antón. Hoy, la fiesta continuará con más agua. A las 13.00 horas, en el muelle, tendrá lugar la tradicional travesía de les "Coses que floten" y la cucaña.