La fantasía de los cuentos clásicos alcanzó la playa de San Lorenzo estos últimos días con la construcción de un impresionante castillo de arena. Los creadores de esta maravilla, expuesta frente al paseo del Muro a la altura de la escalera once, son dos aventureros procedentes de la República Checa que se ganan así la vida.

La compleja estructura, compuesta únicamente por numerosas capas de arena y agua de mar y decorada con kilos de sal para dar apariencia de nieve, supera el metro de altura y requiere de muchas horas de trabajo. Peter Havel, checo de 35 años y uno de los autores, asegura que un castillo de arena "no dura para siempre, requiere mucho mantenimiento, pero puede aguantar hasta unos 12 días".

Aunque estos dos trotamundos se mueven sin rumbo fijo y aún no tienen claro cuál será su próximo destino planean quedarse en Gijón el resto del verano, por lo que se podrán observar en las próximas semana nuevas creaciones. "Queremos hacer un castillo aún mayor, aunque la arena de la playa no es muy buena; para que sea consistente tendría que ser más fina" dice Peter.

Los dos viajeros llevan cinco años recorriendo la península caminando o haciendo autostop, según sus palabras "para poder disfrutar del país. Nos gusta viajar y queremos ver toda Europa. También nos gustaría visitar algún otro continente, pero de momento no tenemos nada planeado". Llegaron a Gijón a pie por la Ruta de la Plata desde Jerez, pero también han recorrido el Camino de Santiago y el Camino Francés así como buena parte de Italia, Francia e Inglaterra.

La única manera de aprender a hacer construcciones es practicando aseguran. "A mí me enseñó un amigo hace dos años y tuve que probar con más de seis castillos hasta que lo conseguí". El proceso no es muy técnico pero sí minucioso ya que hay que mantener la arena húmeda constantemente. Sin embargo, explican que lo más duro no es el proceso de elaboración sino conseguir atraer a la gente. "Con los castillos no se gana mucho, pero sí lo suficiente para comida y tabaco".