La semana avanza y la música en Metrópoli no se detiene. A estas alturas podemos asegurar que la oferta musical de este año ha sido todo un acierto, con propuestas de estilos variados, para públicos diversos que han respondido cada noche, y artistas con interesantes proyectos que ofrecer. Tras el histórico llenazo de "Calle 13", el pasado jueves asistimos a un concierto de dimensiones más humanas; la zona del escenario también estaba llena, pero era posible escuchar o bailarsin avasallar al resto de asistentes. Supersubmarina tardó en salir a escena, pero se entregó con un concierto cargado de temas que fue de menos a más, conquistando a quienes no les conocían y exaltando a los centenares de seguidores que coreaban sus canciones.

El formato no era en absoluto ajeno a este grupo. En los diez años que llevan en activo su gran plaza han sido los festivales de pop indie, esos que han proliferado por todo el país. Ahí han tenido que ganarse a su público, subiendo peldaños año tras año en la jerarquía de cada cartel a base de convencer con su directo, y seguro que tras el concierto del jueves en Metrópoli cuentan con nuevos fans en Gijón. Su sonido es contundente, como el de toda una generación de bandas nacionales que mezclan el pop con la electrónica: baterías y bajos constantes y reducidos a la mínima expresión para reforzar un único patrón rítmico, guitarras y teclados plagados de efectos y canciones fáciles de entonar que explotan en el estribillo. La voz de José Chino es quizás lo más característico del sonido "Supersubmarina", a veces escondida tras las distorsiones de guitarra y otras veces épica, con un fraseo que recuerda a los primeros discos de Héroes del Silencio. Interesante combinación para jugar con letras que se dirigen a un público de amplio espectro entre los veinte y los cuarenta.

Comenzaron con "Algo que sirva como luz", de su último trabajo "Viento de cara" (Sony, 2014), y fueron encadenando canciones de sus tres álbumes sin tiempos muertos. Pura energía que fue creciendo con temas como "Canción de guerra" o "Niebla". De nuevo hubo alusiones explícitas en contra de la "ley mordaza" antes de arrancar con la generacional "XXI", y cuando llegó el single "Viento de cara" el clamor del público era palpable, sobre todo cuando entonaba como una sola voz el himno en el que se convirtió el estribillo. La temperatura no hizo más que subir con "Arena y sal". Y así, una tras otra, "Supersubmarina" fue ganándose al público gijonés.

Aún no era fin de semana, pero a juzgar por lo visto estos días, podemos afirmar que Metrópoli no distingue entre laborables y festivos. Este festival se ha ganado un hueco como espacio lúdico-cultural del arranque estival gijonés, y la buena selección musical, sin duda, ha tenido mucho que ver en ello.