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Los vigilantes de la costa

Los agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Gijón inician una campaña de control de embarcaciones deportivas y de recreo en todo el litoral asturiano que se prolongará hasta septiembre

Funcionarios durante una inspección. juan plaza

No todo el mundo descansa en verano. De hecho, los hay que hasta tienen que doblar turno durante la temporada estival. Es el caso de los agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil con base en El Musel. En los meses de julio y agosto este medio centenar de funcionarios suma a sus tareas habituales la de realizar cientos de controles a embarcaciones náuticas y de recreo.

¿El objetivo? Lo explica el capitán Emilio González. "Queremos promover la seguridad en e l mar en colaboración con la Capitanía Marítima de Gijón", argumenta el funcionario mientras vigila, desde la costa de San Lorenzo, el control que sus agentes realizan en la embarcación de un matrimonio de vecinos de Oviedo que se ha hecho a la mar para superar el sofocante calor del verano. Sobre el barco los funcionarios vigilan que los elementos de seguridad como las bengalas obligatorias no estén caducados, que los navegantes tengan los chalecos correspondientes, que los seguros estén en vigor o que se disponga de toda la documentación necesaria para abandonar la costa. González asegura que los ciudadanos "cumplen".

"Es raro que nos encontremos irregularidades y si lo hacemos lo comunicamos a Capitanía Marítima y si se solventa la incidencia no hay problema", cuenta. Desde la Guardia Civil quieren diferenciar este servicio del de Tráfico, en el que sí se imponen sanciones económicas.

En la bahía de San Lorenzo la patrullera Río Navia vuelve a hacer sonar su sirena. "Embarcación situada a babor de la de la Guardia Civil, prepárese para una inspección", anuncia el piloto. Dos agentes descargan la lancha y se acercan a un grupo de jóvenes que celebra el fin de curso. "Lo teníamos todo en regla", gritan los adolescentes satisfechos después de mostrar todos sus papeles a la Benemérita. "Desde que estoy en este servicio hace ya tres años no recuerdo nadie que haya tenido un mal gesto con nosotros", cuenta González.

Durante este verano y siguiendo la estela marcada desde Madrid los agentes del Servicio Marítimo de Gijón, divididos en grupos de media docena de personas a bordo de dos patrulleras, harán casi medio millar de controles como este. Los agentes vigilan las embarcaciones de recreo situadas a una distancia de hasta 12 millas de la costa en toda Asturias. El perímetro es tan extenso que hasta incluye a aquellos que participan en la costera del bonito. Se trabaja 24 horas al día. Para ello los agentes disponen en la Río Navia -estrenada hace sólo un año-, de cinco camarotes, cocina y dos baños a disposición de la tripulación.

Los controles funcionan. "Después de muchos años vigilando la gente se conciencia y sabe que es por su seguridad", relata el capitán. Asturias, asegura González, es una zona "relativamente tranquila". A pesar de todo los guardias civiles no olvidan el impresionante hallazgo que realizaron en el verano de 2011. Encontraron 300 kilos de cocaína flotando en la bahía de San Lorenzo. De dónde salieron los fardos sigue siendo un misterio. Pero la costa no deja de controlarse. Y menos ahora, que según el capitán, la crisis ha dejado paso un "ligero" incremento del número de embarcaciones deportivas y de recreo. El Cantábrico, insiste la Guardia Civil, está para disfrutarlo, pero siempre con precaución y "con todo en regla".

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