Este está siendo un verano muy atípico informativamente hablando. Año tras año y de forma sistemática, durante los meses de julio y agosto los medios de comunicación regionales y nacionales de todo el país se ven obligados a introducir en sus páginas, en sus boletines horarios y en sus informativos televisados noticias que no son, por así decirlo, demasiado importantes. Son las denominadas "serpientes de verano", unos reptiles que este año aún no han aparecido más que nada porque no hacen falta. La crisis griega sirve para rellenar horas de programación y para que los expertos económicos, esos que hace años no vieron venir la crisis económica pero que ahora predicen el fin de la recesión, nos iluminen con su sabiduría. Pero lo peor no está en los medios. Sólo hace falta echar un vistazo a las redes sociales para darse cuenta. En el Twitter hay mucho talento desaprovechado, lo estamos viendo gracias a los griegos. Si Lagarde o Merkel utilizaran la red de redes se darían cuenta de que solucionar lo heleno es muy sencillo si se siguen los consejos de los tuiteros. Las redes sociales nos han permitido percatarnos de que en España, además de 40 millones de entrenadores de la selección, tenemos otros tantos expertos en finanzas internacionales. Aunque, bien pensado, si los que recorren los platós de televisión no supieron ver venir la mayor depresión económica desde el crack del 29 quizá sea mejor fiarse de los tuiteros. Ellos, por lo menos, no cobran a precio de oro los consejos de una ciencia que los propios economistas definen como inexacta.
