La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Descanso sobre ruedas

"Te sientes libre", dicen los asturianos que veranean en una caravana, en auge por los bajos precios frente a los hoteles

Descanso sobre ruedas

La posibilidad de cambiar el ajetreo diario que supone vivir en una gran ciudad por un paisaje en el que evadirse por completo de todo lo que habitualmente nos rodea (sin apenas perder comodidades), es una de las ventajas que destacan los aficionados al "caravaning" o vivir, al menos durante una temporada, en una caravana. Libertad para hacer lo que a uno le plazca, posibilidades de conocer gente o un reducido precio respecto a otras opciones más tradicionales son otros aspectos positivos. En Asturias, cada vez son más las familias que, impulsadas por la crisis o simplemente por pura pasión, plantan sus casas rodantes en alguno de los lugares destinados a ello, que se distribuyen a lo largo de toda la costa cantábrica.

Probar algo diferente suele ser un motivo por el que los que llevan varios años en esto de las caravanas terminan completamente enganchados. Es el caso de Cuqui Suárez, natural del barrio de Ventanielles, en Oviedo. Hace 46 años, su marido la convenció para hacerse con una tienda de campaña en la que pasar el verano en el cámping de Perlora, abierto precisamente el año anterior a su primera visita. Ahora, toda su familia ha convertido en una tradición instalarse en este lugar durante el verano.

"Al principio no me gustaba, vine porque mi marido se puso cabezón. Había bichos, el aire molestaba? Pero me acabó enganchando", explica la mujer. "Nos sirve para relajarnos del trabajo. Bajamos a la playa, visitamos las fiestas de algún pueblo de los que están cerca, o nos quedamos a pasar la noche aquí, jugando a las cartas", cuenta Paqui Argüelles, hija de Cuqui, que pasa 20 días del mes de julio en el cámping, acompañada de su marido José Blanco y de su hija Lia. "El cámping es como una familia: todos cuidamos de todos", sentencia.

El 7 de julio de 1968, el padre de Isabel Álvarez inauguró el cámping del que ahora es propietaria. Por menos de 25 euros al día, se pueden aparcar una caravana en alguna de sus 89 parcelas. "La gente que viene en verano suele ser de Asturias y de Castilla y León. En invierno, lo habitual es que vengan extranjeros que quieren hacer turismo o peregrinos que están recorriendo el Camino de Santiago", cuenta la dueña. Según dice, hay dos tipos de clientes: el "campista", que lo hace porque le gusta, aunque a veces le resulte más caro; y el que lo hace porque le resulta más barato.

"Llevamos 16 años pasando el verano dentro de la caravana. Levantarte con estas vistas es un privilegio inigualable, y además, sale económico", comenta María de los Remedios Estrada, habitual de este emplazamiento de Perlora. A Esperanza García, de Burgos, le atrae "el clima". Y, sobre todo, "el paisaje del que se puede disfrutar tan solo asomándote a la puerta de tu caravana". "Llevo 10 años viniendo y no lo cambio por nada", destaca.

"Sentirse libre", como muchos aseguran, termina por ser el factor determinante a la hora de decantarse por el "caravaning". No en vano, es ya considerado todo un fenómeno sociocultural a nivel internacional. Vicen Fernández, de Mieres, lo tiene claro: "Te acaba por gustar".

Compartir el artículo

stats