El palacio de Revillagigedo ha pasado unos días con una afluencia más que terrorífica. Desde que la exposición de Cuarto Milenio se inaugurase el pasado 25 de junio se han formado largas colas cada tarde frente a la entrada del edificio. Han sido cientos los fanáticos del programa dirigido por Iker Jiménez que no han querido perderse la oportunidad de ver en directo los seres mitológicos y fantásticos que el presentador muestra en televisión. La exposición, que acabó ayer, contó con decenas de réplicas exactas que se distribuyeron a lo largo de 10 salas con distintas áreas temáticas.

Una colección de este calibre no se ve en todos los sitios, de ahí que muchos de sus visitantes viniesen desde lejos para poder disfrutarla. Fue el caso de Cristian Gil, un valenciano que se desplazó a las tierras asturianas solo para poder ver en persona algunos de los monstruos televisivos que tanto le fascinan. "Soy un gran fan de 'Cuarto Milenio'. Lo escuchaba cuando lo emitían por la radio en el año 2000 y lo veo cada semana desde que se emite en televisión", decía Cristian. Lo mismo ocurre con Carlos Torrente y Sara López, que aunque no venían sólo a la exposición, también de vacaciones, llegaron desde Madrid. El interés por ver la muestra les vino porque "a mí me gusta mucho el programa y paseando por aquí nos lo encontramos. Tenemos curiosidad", explicó Cristian. En el interior esperaban encontrarse con "alguna figura real de lo que cuenta Íker". Aseguraron que no pasaron miedo en ningún momento aunque admitieron que "si fuera de noche? otro gallo cantaría".

Fernando Álvarez es otro gran seguidor de "Cuarto Milenio", tanto que estuvo presente también en "La noche del Misterio", el espectáculo que Íker Jiménez dio en La Laboral dentro de los contenidos del festival Metrópoli de Gijón. Aunque del espectáculo del presentador "se esperaba otra cosa" porque aseguró "se hizo monótono, hubiera estado mejor con la presencia de alguno de los colaboradores de Iker", de la exposición apuntaba que "lo que he visto me ha gustado, aunque unas cosas más que otras. El fenómenos de la casa de Bélmez, por ejemplo, ya está muy trillado". A pesar de que determinadas recreaciones le pareciesen más reales que otras, Fernando entró dispuesto a creerse muchos de los mitos, por eso dejó una nota dando las gracias al "niño compadrito", según una leyenda, un muñeco gitano maldito. "La dejo para que no se enfade. Por si acaso", expuso.

Los hay que, por el contrario, se mostraron más agnósticos con los misterios que se cuentan en el programa, es el caso de Pedro González, que argumentaba que "si no lo veo, no lo creo". Vino con interés por la exposición porque "siempre se habló de sitios como Madrid, y teniendo cosas así en Gijón hay que aprovecharlas", señaló.

A pesar de su reticencia para los misterios y monstruos que se exhiben en el palacio, se fue con buen sabor de boca. "La muestra es más grande de lo que esperaba", subrayó.