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Una tradición floreciente

Los asturianos se lanzan a la compra de plantas y ramos en verano, con predilección por las hortensias, los geranios, las petunias, los claveles turcos y las especies aromáticas

Asturias es un enorme jardín durante el verano. La temporada de flores estivales comienza entre los meses de abril y mayo y se alarga hasta principios de septiembre. Durante este período, aprovechando la amplia variedad de plantas que tan sólo echan raíces durante los meses calurosos del año, sus amantes se lanzan a por ellas. Javier de la Roza, gerente de una floristería ubicada en la plaza ovetense de Riego destaca que "en cuando sale el sol, todo el mundo se acuerda de los ramos".

Con el buen tiempo, la mayoría de los asturianos se decantan por plantas de exterior, con muchas flores y con tonos vistosos. "El color alegra bastante y es lo que te entra por los ojos. Lo que la gente pide en verano son flores vivas", señala Geny Fernández Prieto, trabajadora y propietaria de un floristería de la calle Posada Herrera de la capital regional. Las plantas de exterior, por lo general, son muy resistentes y el mantenimiento apenas precisa trabajo. "Son muy sencillas, casi no exigen cuidado. Con plantarlas y regarlas, es suficiente", explica Belén Berjano, empleada de otro negocio, ubicado en la calle González del Valle.

Flores como las hortensias, las campánulas, los claveles turcos, los rosales, los geranios, las petunias o las begonias son las estrellas de esta temporada. La hortensia necesita mucha humedad y muy poco sol. Y, según Bejarano, es "la reina del verano asturiano". "Es la más sencilla de atender, la que más se da y la que sale en cualquier sitio", apunta Geny Fernández. "En nuestra región y en todo el Norte abunda; en el Sur, se asfixiaría", añade.

El verano, además de flores vistosas y coloridas, propicia plantas aromáticas que, según muchos, cada vez están más de moda. "Se vende de todo, pero la gente busca más lo que, en vez de marchitar, seca", explica Sara Simón, dueña de un local en el mercado del Fontán. Estos vegetales apenas necesitan agua y son muy resistentes al calor. Entre los más conocidos están el tomillo, el romero, la menta, el orégano o la albahaca. A pesar de que son plantas que en el Norte de España no se ven mucho, Simón reconoce que, "al ser tan sencillo el cultivo, a la gente le gusta tener su propia huerta".

"En primavera y en verano se produce en esta zona la mayor explosión de flor, aunque comercialmente hay muchas épocas", comenta Javier de la Roza. Y es que desde hace años, las flores han funcionado como uno de los recursos más socorridos y habituales a la hora de celebrar un aniversario, un homenaje, lamentar un fallecimiento o para seducir. De la Roza comenta que su empresa trabaja la planta y la flor como un "instrumento ornamental". Pero que, además, para él, "el sentido fundamental de la flor es que es un vehículo de sentimientos".

Azucena Suárez, responsable de una pequeña floristería familiar, también en El Fontán y con más de 37 años en el oficio, explica que, en su vivero, se cultivan alrededor de 60.000 unidades. Aunque la mayor parte de ellas son de temporada, también se pueden encontrar bastantes especies difíciles de localizar. Un paraíso para los amantes de la flor.

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