Calor, un centenar de mujeres ataviadas con el traje de aldeana y ganas de mucha fiesta. La localidad llanisca de Celoriu vivió ayer el día grande de las celebraciones en honor de la Virgen del Carmen con todos los ingredientes para que saliese a pedir de boca. Nada falló y Celoriu, repleta de lugareños y turistas, disfrutó de lo lindo con una fiesta que tuvo su punto culminante con la llegada de la imagen de la Virgen a la plaza de la Rotonda, donde, tras ser colocada mirando al mar y rodeada de todas las aldeanas, los veinticuatro componentes del coro de San Martín de Sotrondio entonaron una emocionante salve.

La fiesta en Celoriu arrancó, como siempre, con puntualidad suiza. A las doce en punto del mediodía los tres ramos decorados con panes y hortensias salieron, entre el jolgorio de los presentes y el sonido de los voladores, de la zona del Colláu. Al frente de la comitiva iba la Banda de Gaitas de Corvera. Tras ella, los hermanos José y Ángel Rey, a la gaita y tambor, respectivamente.

Los esforzados mozos del ramu infantil fueron Rodrigo Robledo, José Ramón Fonticiella, Iván Piney y Yoel Rozada, todos ellos de 11 años. Salvo Robledo, todos sus compañeros llevaban sobre sus hombros por primera vez el armazón de madera sobre el que colgaban una docena de roscos de pan medianos y uno grande. "Nos encanta participar en la fiesta llevando el ramu", aseguraron. El intenso calor hizo que durante la procesión fuese necesario que repusiesen fuerzas y bebiesen abundante agua. "Hace mucho calor y encima mi traje es de color negro", se lamentó Robledo.

Las aldeanas, en dos filas, hacían sonar con maestría las panderetas al compás del tambor que repicaba con gran estilo Marina Fuentes. Todas ellas entraron en la iglesia de San Salvador de Celoriu para acompañar antes de la eucaristía la salida de la imagen de la Virgen del Carmen, previa a la procesión por las calles de la localidad.

Los pequeños Juan Antonio Oves, Pablo Villa, Alejandro Rebollar y Ricardo Sotres fueron los encargados de abrir el paso. Los tres se relevaban para llevar la cruz y los dos ciriales. Ricardo Sotres Asueta, padre de Ricardo Sotres, estaba feliz de que su hijo, desde pequeño, participe de manera activa en la fiesta. "Hay que acostumbrarlos desde críos a que se impliquen en la fiesta, porque serán ellos los que dentro de unos años tendrán que seguir con esta tradición", dijo.

La emocionante llegada de la imagen de la Virgen del Carmen a la plaza de la Rotonda puso un nudo en la garganta a muchos de los presentes. Tras la procesión se celebró una misa solemne.

Una sesión vermú, la subasta de los ramos y un festival folclórico pusieron el broche de oro a la calurosa mañana festiva en Celoriu. Y para cerrar, de noche, la verbena.