Edu (Gijón, 1987), conocido artísticamente como Londra, prefiere mantener en secreto su apellido a pesar de ser ahora mismo uno de los iconos "Drag" más representativo de Asturias. Amante de los vestuarios más imaginativos y extravagantes, Londra desvela cómo es su vida fuera de los escenarios, sus inicios en el mundo del transformismo y todo aquello que lo rodea poco antes de su participación en el Extravaganza Festival que se celebrará este fin de semana y que espera reunir a miles de personas en Gijón.
-¿Cómo es la vida de Edu? ¿Cómo se define?
-Tengo una vida muy normal. Desde febrero estoy trabajando como sanitario. Entre marzo y agosto me dedico al espectáculo. Soy muy casero. Me gusta salir de fiesta como a cualquier persona de mi edad, nada especial. Me definiría como alguien muy tímido y callado. Todo lo contrario que Londra. En cuanto me pongo una peluca o me empiezo a vestir me trasformo totalmente. Me ayuda a liberarme.
-¿De dónde le viene esto del transformismo? ¿Está de moda?
-Ya desde bien pequeño. Con 5 o 6 años ya fantaseaba, le cogía vestidos a mi madre o me ponía sus tacones. Personalmente creo que es algo que nunca ha dejado de llamar la atención a la sociedad en general. Siempre ha estado ahí, aunque es cierto que últimamente está teniendo mucho repunte. Están apareciendo muchos personajes en televisión a los que se les da bombo y eso ayuda.
-¿Cuándo comenzó a entrar en ese mundo?
-Con 19 años conocí a un amigo que había sido "Drag queen" y que trabajaba de camarero en un bar de Gijón, el "Versus". Él actuaba esporádicamente y un día le propuse actuar juntos y aceptó. Todo salió muy bien y la gente se mostró encantada. Ahí empezó todo.
-¿Por qué "Londra"?
-Conocí a una chica italiana a la que siempre le estaba diciendo que me quería ir a Londres. Entonces, ella comenzó a llamarme "Londra", que significa Londres en italiano.
-¿Cómo se tomó su familia que empezara a actuar de transformista?
-Mi familia estaba encantada. Era algo que venía de muchos años atrás. De pequeño me veían disfrazarme y ya veían un poco por donde iban los tiros. Por eso no se sorprendieron mucho.
-¿Dónde consigue la ropa?
-La ropa me la confecciono yo mismo. No gano suficiente para poder pedir a alguien que me la haga. Además, se trata de diseños muy exclusivos, con muchos detalles que para a alguien que no tiene la idea en la cabeza serían complicados de llevar a cabo.
-¿Y los patrocinadores?
-Es un poco el boca a boca o que te vengan a ver. No tiene mucho más misterio. Vienen, te ven y si les gustas te lo dicen.
-Día de actuación. ¿Qué rutina sigue?
-Ensayo siempre en mi casa. Pongo la música desde que me levanto hasta que me acuesto. Preparo bien todo lo que quiero hacer, me lo imagino, lo plasmo y me estudio a fondo las letras para el playback.
-Se implica mucho en actos que proclaman la libertad sexual. ¿Queda mucho por hacer?
-Este ha sido el segundo año que he tenido el gusto de ser madrina del "Orgullín del Norte". La verdad que las cosas han cambiado. El año pasado hicimos la presentación en el Antiguo Instituto y este, para nuestra sorpresa, fue en el Ayuntamiento de Gijón. Tengo que agradecerle a la Alcaldesa Carmen Moriyón su gesto de salir conmigo al balcón. No fue algo preparado y no me lo esperaba. Es más importante que se trabaje por la igualdad los 365 días del año, no sólo un día para salir en la foto como hacen muchos. Por otro lado, pienso que la homosexualidad sigue sin estar normalizada. Hay parejas que estando casadas no van cogidas de la mano por miedo a que comenten. Es una sensación incómoda y en este sentido sí que queda mucho por hacer.
-Este año es una de las participantes de "Extravaganza Festival", ¿Qué puede contar?
-Espero que sea un bombazo. Es la primera vez que se hace en Gijón. Se trata de un festival muy diferente, dinámico y en el que todo el mundo, no solo la gente del ambiente, puede pasárselo bien. Habrá muchas actuaciones plagadas de color y sorpresas. El objetivo es disfrutar de la fiesta de una manera sana.
