Como si del desfile de Antroxu se tratara, los disfraces, los bailes y los sonidos de la percusión inundaron ayer el paseo del Muro de San Lorenzo. Fue en la mascarada ibérica del Festival Arcu Atlánticu en la que participaron grupos procedentes de Zamora, León, Lugo y Orense.

Panderetas, castañuelas y tambores pusieron ritmo al desfile que partió de la zona del Campo Valdés y congregó a numeroso público en el paseo de la playa. Al igual que los instrumentos, los disfraces de cada grupo participante eran diferentes. Unos destacaban por los vivos colores de sus cintas y retales. Otros, en cambio, llamaban más la atención por la utilización de pieles y esqueletos de animales para la confección de sus trajes y máscaras. "Algunos de estos disfraces son verdaderamente ingeniosos y se nota que están trabajados", comentó el gijonés Jordi Solís.

Pese a que, en palabras de Lucas Ferrero, miembro del grupo zamorano "Carnavales y demonios", "no hacemos teatro sino que improvisamos", lo cierto es que los grupos contaban con distintos personajes que configuraban una historia. Así, por ejemplo, muchas de las charangas compartieron papeles como el diablo, la vieja o el ciego.

Los componentes de los grupos coincidieron en señalar el carácter positivo de que existan actividades como esta del Arcu Atlánticu. "Es muy importante este tipo de reuniones para que seamos capaces de dar a conocer esta parte de la cultura y la tradición celtas", explicó Antonio Matorra, de la charanga "Antruido" de Riaño. En la misma línea, Marcos Macía, miembro de la asociación "Folion y boteiros" de Vilariño de Couso (Orense) afirmó que resulta "muy enriquecedor confluir con grupos de otros lugares de España y Portugal con los que tenemos una cultura en común". Las mascaradas son una tradición de origen celta que se extiende por todo el norte de la península, incluyendo algunas zonas del país luso.