El Castillo, localidad del concejo de Soto del Barco, retrocedió ayer miles de años y se convirtió en un pueblo medieval. La pequeña localidad ribereña del Nalón celebró durante el fin de semana sus fiestas populares y los organizadores ambientaron las calles del pueblo adecuándolas a su mayor reclamo turístico: el castillo que le da nombre. Y es que lo más llamativo de este pueblo es la fortaleza amurallada que lo rodea y que toca las aguas de la desembocadura del Río Nalón.

Banderas medievales, feriantes vestidos de caballeros, música de la época y puestos de todo tipo relacionados con el Medievo componían el ambiente que tenía ayer la plaza del Castillo, escenario de un mercado montado para la ocasión.

Una gran cantidad de turistas, la mayoría veraneantes de la zona, se acercaron a mediodía al Castillo para ser partícipes de las actividades. El mercado empezó con música. Yolanda Sanchís deleitó a los asistentes con un baile medieval. Las canciones retumbaban y los asistentes al mercado paseaban entre los puestos mientras la bailarina actuaba.

Pero el momento estelar vino después del baile. La plaza del Castillo fue escenario de un auténtico combate medieval. Dos caballeros, protegidos con mallas y armados con dos gigantescas espadas, se batieron en un duelo teatralizado que entusiasmó a los asistentes. Los espadachines, maestro y aprendiz al mas puro estilo de "Juego de Tronos", hicieron vibrar al público con el estruendo de los espectaculares mandobles que se propinaban. Los más pequeños, puestos en corro junto a los caballeros, les jaleaban y animaban para ganar el combate.

Al finalizar el duelo, el maestro espadachín José Torre Grosa, de Alicante, experto en esgrima y seguidor de la serie "Juego de Tronos", explicó al público todos los pormenores de los duelos con espadones medieval.

Por la noche tuvo lugar "El último juicio de Dios", otro combate medieval, esta vez con escuderos incluidos y que serviría -en la ficción- para determinar el dueño del castillo. Los veraneantes que se acercaron al Castillo de Soto quedaron encantados con toda la parafernalia dispuesta para el mercado. "Es genial que un pueblo tan pequeño organice todo esto. Es un verdadero fiestón", comentó Ángeles Pulido, veraneante de San Juan de la Arena.

Desde la organización de la fiesta también mostraron su satisfacción por el desarrollo de las actividades que animaron el fin de semana. "Vino muchísima gente. Ha sido de los mejores años que recuerdo", explicó Francisco Castro, de la comisión de festejos del Castillo. La localidad ya espera impaciente los festejos medievales del año que viene.