¿Es posible vivir en un mundo sin música, donde el silencio sea el único pulso que marque el ritmo? "The Hole 2" llegó ayer a Gijón para responder a la pregunta con un rotundo "no". No a vivir sin arte, no a vivir con miedo, no a esconderse, a reprimirse; no a resignarse.

"Ese es el mundo en el que algunos quieren que vivamos, pero no, con la que está cayendo lo que hay que hacer es salir a divertirse", defienden sus protagonistas, tal como sobre el escenario del Teatro Jovellanos de Gijón manifestó el maestro conductor del espectáculo "The Hole2", el televivo Canco Rodríguez. El proyecto, una mezcla de humor, circo y cabaret que fue visto el pasado año por más de 15.000 personas durante los días que estuvo instalado en el Parque Hermanos Castro, vuelve a Gijón pisando fuerte con nuevas historias pero el mismo aire canalla y provocativo.

Esta vez, el punto de encuentro es el Teatro Jovellanos, donde ayer tuvo lugar la primera de las 17 funciones que se podrán disfrutar hasta el próximo 16 de agosto, con precios entre los 20 y los 42 euros.

Contorsionistas, forzudos, adivinas y patinadores son personajes que desafían la ley de la gravedad en las dos horas y media que está subido el telón. Para que pueda llevarse a cabo cada función son necesarios cuatro camiones con 20 toneladas cada uno de equipos técnicos, instrumentos y vestuario.

Para esta aventura, la sensualidad y el humor se fusionan en una melodía caprichosa que atrapa en sus redes a un público que pasa de ser espectador a protagonista en cuestión de segundos. Sin embargo, "aquí no hay nada pornográfico, lo único que puedes ver es algún integral masculino fugaz y mucha insinuación, pero cuando hablas con la gente que ha visto el show no te hablan de desnudos, sino que te hablan de los textos, del mensaje que transmitimos", asegura Canco Rodríguez, que en esta primera semana de escala en Gijón será el presentador del show. "Yo creo que 'The Hole' está teniendo tanto éxito porque está bien hecho, porque desde la primera palabra que se pone en el texto hasta el último tornillo del escenario está realizado por profesionales y medido al mínimo detalle, aquí no se escapa nada. Además, el mensaje que se manda al espectador tiene fuerza por sí solo, y el público está necesitado de oírlo. Es un mensaje de esperanza, de positividad", asegura el actor.

La función cuenta con invitados nacionales e internacionales que están en constante cambio según sus apretadas agendas. La cantante Vinila von Bismark es una de las estrellas de esta primera semana de representaciones. "Un día Rossy de Palma me dijo que iban a llamarme para ofrecerme un espectáculo un poco raro. Y así fue, pero lo cierto es que me encanta, así que desde hace cinco años estoy metida en este 'agujero' (es lo que significa "The Hole") que lo que busca es divertir y alimentar el ojo del espectador. Se trata de que el público olvide sus problemas y lo pasen bien en estos tiempos en los que solo se habla de crisis. A lo que vengo es a calentar un poco este aire frío", aseguró la artista antes del estreno en Gijón.

Sergio Blanco forma parte también del elenco. Criado en Pola de Lena, salió de Asturias a los 18 años para estudiar Teatro Musical en Madrid y empezó con el proyecto "The Hole 2" en octubre de 2013, en el papel del "hombre del smoking azul". Siendo esta la segunda vez que actúa en Asturias, y con la presión de tener a su familia en las butacas, confiesa estar "un poco nervioso por cómo va a reaccionar el público, pero realmente pienso que les va a gustar. Yo creo que las entradas se venden tan bien porque la gente ya tenía ganas de algo así, sobre todo en España".

Según cuenta Blanco, la primera y la segunda edición de "The Hole" "son muy iguales pero muy diferentes porque el uno iba en un ambiente de carpa, mientras que el dos es mucho más teatral, con su banda en directo". La inspiración para los artistas viene de los 'dinner shows' de los años 50 y 80, donde la gente cenaba a la vez que veía un espectáculo de humor, números de circo y música. De ahí que para esta segunda edición se haya reservado una zona en las primeras filas del teatro con butacas y mesas, donde el público pueda disfrutar "de una copa, o dos, o tres".

Comienzan así dos semanas "con expectativas de lleno" en el Teatro Jovellanos, con una obra atrevida, sensual y elegante que transmite un mensaje claro e intenso capaz enredar al espectador en una telaraña de emociones.