La fiebre del oro y su pasión por encontrar las pequeñas pepitas de este metal precioso entre las arenas de los ríos es algo contagioso y que en muchos casos se transmite de generación en generación dentro de una familia. Por ello, cada vez es más común ver como familias al completo se desplazan a los campeonatos y todos ellos forman parte de la competición en sus distintas categorías.

De los 21 países representados en el Mundial de Navelgas, la delegación holandesa es una de las más familiares. Está compuesta por seis familias, cinco de ellas con niños, algunos bebés y otros participantes activos en el torneo. Gonneke Van Wÿhe cuenta que la mayor parte del grupo son geólogos que coincidieron en la universidad. Allí, un profesor aficionado al bateo de oro los sumergió en el mundo de la búsqueda del preciado metal del que ya no han querido salir y el que están transmitiendo a sus hijos.

"Los campeonatos alrededor del mundo han sido siempre nuestras vacaciones, así que para los niños es lo normal, es lo que ven durante sus vacaciones y acaban imitando lo que hacemos los adultos", explica Gonneke Van Wÿhe. Sus hijos de cinco y tres años ya son buscadores de oro y en el jardín de su casa la familia Van Wÿhe tiene un cajón con agua donde poder practicar su deporte, sobre todo cuando se acerca el momento de las competiciones.

La pasión por el bateo es compartida también por la familia compuesta por Peti Fernández, María Sanfiz y Enzo Fernández. En este caso, la tradición familiar es la razón de sus comienzos en el mundo del bateo, ya que María Sanfiz es nieta de Enrique Sanfiz uno de los propulsores del bateo de oro en el río en Navelgas. "Desde pequeña llevo metida en el mundo del oro, cuando venía a Navelgas iba con mi abuelo al río y yo ahora se lo transmito a mi hijo", relata María Sanfiz.

Enzo Fernández, con tan solo cinco años ya ha pasado a las semifinales del Mundial y, según su madre, "ha heredado la pasión de su bisabuelo, se parece mucho a él y le gusta todo lo relacionado con los minerales".

A su pareja Peti Fernández también lo introdujo en la búsqueda de oro. "Empecé al verla a ella y en el primer campeonato conseguí quedar primero así que sirvió para acabar de engancharme", comenta Fernández.

Novatos en este mundo del oro son los hermanos tinerfeños Víctor y Ricardo Menéndez, que con raíces en el pueblo de Navelgas decidieron acudir con sus hijos a disfrutar del Mundial. La experiencia les ha conquistado y ya piensan en llevarse las bateas a Tenerife para intentar buscar oro en sus ríos.

Estas tres familias coinciden en la buena idea que sería crear una categoría donde pudiesen competir en conjunto. "Sería algo maravilloso porque podríamos disfrutar en competición de una afición común", comenta Peti Fernández.

La propuesta ya está rondando en el comité organizador, que planteó en la asamblea anual de la Asociación Mundial de Buscadores, celebrada el miércoles en Tineo, la posibilidad introducir la nueva categoría en futuros campeonatos para lo que se ha comenzado a estudiar su sistema de funcionamiento.