"Recuerdo que en mi año de Erasmus, algunos me decían que la Feria de Sevilla era la mejor fiesta del mundo, yo les decía que el Xirin era como la feria, pero con gente menos estirada, con más buen rollo y en bañador y camiseta, claro". El pregonero del Xiringüelu de Pravia, Nacho Azparren, periodista de LA NUEVA ESPAÑA, dejó claro ayer que la festividad praviana es la mejor fiesta del mundo. Y el público asintió y aplaudió a su pregonero pese a la ligera lluvia que cayó al inicio del pregón.

Azparren aludió a sus primeros recuerdos de la fiesta desde la calle San Antonio, donde vivían sus abuelos Toni y Celia. "También recuerdo que un año dejamos de ir. Mi madre me dijo: Nachín, ya no vamos porque la fiesta se ha llenado de borrachos. Yo maldije a aquellos borrachos en silencio, un juicio que ha ido cambiando con el paso de los años", dijo.

Su andadura en el prao de Salcedo comenzó en la peña de sus primos, "El Diañu". Allí conoció la magia del Xiringüelu: "Es el buen rollo, la camaradería, la sidra influye, sí, pero es algo más que eso". Y en su opinión, las peñas clásicas pravianas son las que mejor representan ese espíritu. También propuso a la Cofradía del Xiringüelu el cobro "pay per view" al público que observa la fiesta desde el puente: "Sólo les faltan las palomitas".

Con su peña "La del año", un verano volvió a saber qué es eso de la magia del "Xirin" cuando conoció a su novia, porque "que una chica tan increíble como ella acabe conmigo sólo se explica por una cosa: la magia del Xirin", comentó. Y mientras, en el prado, la actividad continuaba para montar las casetas. Mañana, el día grande.