Comer y jugar en familia rodeados de naturaleza cobró un sentido renovado ayer en el Jardín Botánico Atlántico. El parque se llenó de vida con los miles de visitantes de todas las edades que llegaron dispuestos a participar juntos en multitud de actividades organizadas para el día del "Picnic familiar en el Botánico", una iniciativa que se parece que va a hacerse fija cada segundo domingo de agosto y que ha tenido muy buena acogida.

A las 10.30 de la mañana dio comienzo la jornada con la primera actividad del día, yoga familiar, un ejercicio físico para todos los públicos que combinó risa, posturas, relajación e incluso bailes, y consiguió que mamás y papás se desmelenaran y los más pequeños se lo pasaran en grande. Laura Rodriguez, la encargada de dirigir el taller, explica que "es una práctica genial para crear un vínculo de unión familiar que normalmente no se da por culpa de las prisas y el estrés del día a día. Los niños se emocionan viendo a sus padres así y los mayores, aunque al principio se cortan un poco, se terminan desinhibiendo y se ponen muy mimosos". Los que se animaron a participar tuvieron acrobacias, revolcones por el suelo y hasta un mantra con canción que hizo que "todos se volviesen niños otra vez", señala Rodríguez. Isabel Suárez, que se apuntó a hacer yoga con su hijo, asegura que "ya lo había hecho alguna vez pero el de esta ocasión fue mucho más divertido y dinámico. Se nota que estaba orientado a los niños".

Sin embargo, el día no acabó ahí porque El Jardín Botánico ofreció a sus visitantes cantidad de entretenimientos hasta las nueve de la noche. Entre las propuestas que más gustaron estaban los juegos tradicionales asturianos, que iban desde los zancos hasta la rana y los talleres de pintacaras y globoflexia, que tuvieron colas hasta bien entrada la tarde para que ningún niño se quedase sin su parche de pirata, su diadema de princesa o sin los bigotes de un león.

Después de una siesta a la sombra de los árboles milenarios y una comida saludable que bien se podía traer de casa o comprar en el recinto, también se pudo disfrutar de un teatro con títeres, un espectáculo de pompas de jabón, un gigante mitológico y paseos en carruajes de caballos. Un día intenso y divertido que concluyó con el concierto de "Cooper" y sus canciones sobre amor y verano.

Sonia María Rueda, que acudió con su familia, asegura que "me encanta venir a los eventos que organizan en el Botánico porque los niños aprenden algo mientras juegan y pasan el día. Las actividades están siempre muy bien organizadas y ayudan a impulsar el Jardín".