Nacho Vidal, el actor porno más famoso del país, dejó ayer en Grado un cierto "fervorín". El exconcursante del programa televisivo "Supervivientes" sorprendió a la villa con traje y corbata en la iglesia de San Pedro, donde sus amigos Marcos López y Carla Fernández se dieron el "sí quiero". El catalán fue para algunos mosconas un irresistible tocinillo de cielo, que muchas de ellas hubiesen deseado saborear. La mayoría, sin embargo, se revolucionó sólo con tocarlo. Mujeres de todas las edades, algunas incluso con más de sesenta años, aprovecharon el momento de cantar "patata" ante la cámara para tocar bien bien al rey del porno. LA NUEVA ESPAÑA también lo intentó, pero no hubo suerte. "Cariño, estoy de resaca, no atiendo a los medios de comunicación", dijo a este periódico mientras tomaba una caña y un pincho de tortilla en una céntrica confitería moscona. Antes, ya había comido en ese mismo local un pastel con un café. Le faltó el típico tocinillo de cielo.

"La gente estaba perturbadísima con su presencia. En el local no pararon de entrar mujeres pidiéndole una foto. Él en ningún momento dijo que no y fue muy agradable con todo el mundo", comenta Beti González, de la confitería Josmay. Muy agradable también lo debió de ser la noche anterior en Grado, donde fue la sensación y llenó todos los facebook locales. Nacho Vidal asistió a una espicha, organizada por los novios en la sidrería Pepe El Bueno, donde lo dio todo. De ahí la resaca. Al parecer, el actor catalán le cogió el gusto a la sidra y se hartó de culetes. Durmió en Gijón.

Vidal, que es vecino en Sitges de la pareja moscona, llegó al Principado el viernes sin su mujer, la también actriz porno Franceska Jaimes. El actor disfrutó durante estos días de la gastronomía asturiana y del encanto paisajístico de la región. Las redes sociales arden con multitud de fotos suyas. Su paso por Supervivientes le ha colocado en el centro de todas las miradas. En realidad, a él y a su miembro. Y es que Nacho Vidal, de 41 años, reveló recientemente que su pene legendario "no es el mismo" tras su aventura en una isla de Honduras: "Es como un gancho y mide menos". De eso no hubo testimonio en Grado.