Amanece nublado en Barro. El sol, que lucha por hacer acto de presencia, ilumina con tenues rayos parte de este singular espacio del concejo de Llanes. Algunos de los bañistas más fieles desfilan desde las once de la mañana camino de una de las playas más visitadas del concejo, sobre todo por familias. Tienen prisa porque sus pies entren en contacto con la arena fina y el agua cristalina.

"¿Dónde nos instalamos?", se pregunta el matrimonio vasco formado por Juanjo Barrondo y Charo Sarasola. No llevan ni un minuto en la playa de Barro y ya enumeran dos características que hacen que, en su opinión, sea el mejor arenal de cuantos han visitado en Asturias este verano. "Es una playa muy bonita y tiene una arena muy fina, alejada de la dureza de otros lugares", dicen. Primera visita a Barro y seguro que no será la última.

Los madrileños Carlos Hormigos y su hijo, César, salen del agua. Son las once y media de la mañana y ya se han dado su primer chapuzón. "Caerán unos cuantos más", anuncian. "Agua, arena limpia y un imponente espacio en marea baja para pasear o jugar a las palas". Así definen la playa. Secarse, comentar el estado del agua, "fresca pero buena", y darle las raquetas antes de darse otro baño para abrir el apetito.

Los niños son los otros protagonistas de este arenal. Su forma de concha cerrada en es fantástica para su seguro esparcimiento. "Para los niños es ideal", indica Laura Lara, mientras va camino del agua junto a su hija Isabel. Junto a ellas Joan Renmans, esposo y padre. La estampa familiar la completa el pequeño Luis. Recién salido del agua se abraza a su madre. "Lo que más nos llama la atención es su particular relieve", destacan.

Naturales de Cuenca, residentes en Madrid y asturianos de adopción. Así se definen los componentes de la familia Catalán- Valera. Llevan dos décadas veraneando en el Oriente y hace tiempo que han llegado a la conclusión de que Barro es su arenal favorito. "Esta resguardada en medio de un entorno natural muy bonito", indica Irene Catalán. Su marido, Víctor Valera, añade otra característica: "tiene un oleaje muy noble". Miguel Catalán y su mujer Lucia Fernández, hacen carantoñas a su nieto. "Es una playa ideal para leer y pasear", dicen. Es mediodía y el sol sigue sin hacer acto de presencia en Barro, un arenal que engancha.