Cuenta Nely Rubio Parrondo que sus hermanos Juan Carlos y Roberto, propietarios de los restaurantes que ayer se hicieron con el mejor cabrales del mundo, que hace unos quince días decidieron "que iban a ir a por él". Y así fue, porque encomendaron a su representante, Miguel Avello, que se presentara a la puja por la mejor pieza sin tope de dinero. "No había límite, sabíamos más o menos cómo sería", explicó ayer con el carísimo trofeo en sus manos.

Era la primera vez que estos hosteleros competían por el mejor cabrales y lo hicieron junto a varios habituales del certamen: el restaurante Casa Tista de Ribadesella, El Tizón de Oviedo y los establecimientos El Cantu la Llera de Oviedo y el Mercau Sur de Gijón.

La subasta estuvo conducida por el presentador del certamen, el músico asturiano Héctor Braga, y fue realmente reñida e interesante. Hubo el necesario suspense de manos en las rodillas que de repente se levantan y dan un paso más adelante para lograr lo que Miguel Avello tan bien definió: "Es todo mediático, la publicidad hay que pagarla".