No solo de sidra vive el hombre. Los peones, los caballos y los alfiles, las torres, las damas y los reyes, antagonistas y enfrentados, unos blancos y otros negros, tomaron ayer el prau de la fiesta de Jove. El ajedrecista Javier Agüera, cuatro veces campeón de Asturias de la disciplina, disputó una partida simultánea para iniciar la jornada festiva del sábado. Fueron doce los oponentes, de todas las edades, los que osaron plantar cara al maestro internacional, cuya única ventaja -para algunos crucial- era jugar con blancas. Un privilegio que le permitió abrir el tablero y que hizo recordar aquella trillada afirmación, esa que dice que "las blancas siempre ganan".

En un principio iban a ser 22 los jugadores, pero la hora a la que se convocó la partida -a las 10 de la mañana- derivó en un imprevisto jaque mate: el que hizo la comodidad de la cama a unos cuantos jugadores. "Quizá sea un poco más complicado jugar contra más gente, pero tampoco tanto", indicó Javier Agüera, ajedrecista del Club Deportivo Antonio Rico. De hecho, el propio Rico, en 1948, disputó en una partida simultánea contra 100 personas en el patio del edificio histórico de la Universidad de Oviedo. "Son partidas rápidas, sin tiempos", aclaró Agüera, quien consiguió vencer sobre el escaque a Mario Menéndez, presidente de la Federación Asturiana.

El reto de ayer era sacar a la calle un "deporte-ciencia" que ha ido perdiendo peso entre los más jóvenes. "Nos gustaría que creciese en popularidad, que la gente sepa que existimos", agregó Agüera, quien se inició en este deporte a los 11 años de edad. "Puede que cuando yo empezase hubiese más chavales. Ahora es cierto que hay muchas más actividades y que así complicado entrar", lamentó.

La actividad estaba organizada por la Agrupación El Frontón, con base en Jove. Se trata de un club que organiza partidas todos los miércoles y que imparte cursos para niños y adultos. El hecho de haber recuperado estas fiestas de julio tras 13 años sin celebrarse ha hecho que todos los vecinos hayan querido formar parte de ellas. Y El Frontón, fundado en 1993, no quiso ser menos. Aunque solo fuese por un rato, los culines de sidra cedieron el protagonismo a la búsqueda del jaque mate.