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Los "niños de La Pola de Gordón"

Antiguos residentes y usuarios de la Casa Infantil Covadonga, que acogió la localidad leonesa durante cuatro décadas, lamentan el casi nulo apoyo institucional a una cita que se repite cada verano desde hace 16 años

Sobre estas líneas, una antigua fotografía de dos residentes de la Casa Infantil de Covadonga, ubicada en La Pola de Gordón. lne

"Nadie arrima el ascua a esta sardina, los dos músicos que nos acompañaron hoy los pago yo con mi pensión", clama María del Carmen Cepedal, la organizadora del encuentro anual de antiguos residentes de la Casa Infantil Covadonga de La Pola de Gordón . Pese al escaso apoyo institucional, la biblioteca municipal de la localidad leonesa fue ayer un hervidero de anécdotas de los antaño "niños" que, como ya es tradición desde hace 16 años, se reúnen para echar una vista al pasado de esta escuela que nació en 1944 gracias al incansable impulso de Gregorio Marañón. Esta residencia se creó con la intención de ofrecer una estancia temporal a chicos (principalmente asturianos) que padecían problemas respiratorios. Por sus puertas llegaron a pasar más de 20.000 pequeños hasta que se colgó el cartel de cerrado en 1984.

Para el evento, la organización dispuso de un autobús que salió desde Gijón y realizó distintas paradas en varios puntos de la geografía asturiana. La jornada comenzó a las doce con una misa y después, los aproximadamente 50 asistentes, se acercaron a la biblioteca para la entrega de las placas conmemorativas. La música de gaita asturiana amenizó la mañana soleada en la localidad leonesa.

María del Carmen Cepedal, langreana de nacimiento y residente en Pola de Gordón desde hace más de 40 años, es el auténtico motor que mueve esta reunión anual de antiguos residentes. Ella sola, sin casi la ayuda de ninguna institución, organiza y financia el acto con una pequeña colaboración de los socios. La alcaldesa en funciones Leticia Cervantes y la concejala Mercedes Ordás estuvieron en el acto en representación del ayuntamiento de La Pola de Gordón.

Entre los asistentes, los recuerdos y vivencias pasadas en la residencia fueron "trendic topic" en la sala de la biblioteca municipal. Eliseo Quiñones, de Carabanzo, es uno de los antiguos residentes más veteranos y en tiempos pasados era, según contó él mismo, el "gamberro oficial" de La Casa Infantil de Covadonga. "Yo era un demonio, hacíamos faenas asgaya. Los profesores me cortaron varias veces el pelo al cero como castigo", apuntó Quiñones sin quitar la sonrisa de pillo de la cara. "Pasaron más de 50 años pero sigo siendo el mismo gamberro", bromea mientras posa orgulloso con la placa conmemorativa.

Especialmente ilusionado estaba el matrimonio formado por Virgilio Encina e Isabel González, vecinos de Oviedo pero nacidos en Pola de Lena y Mieres, respectivamente. Ambos acudieron, aunque en años diferentes, a la residencia Casa Infantil de Covadonga. "Vamos a ser el segundo matrimonio que recibe la placa en conjunto en 16 años, nos hace mucha ilusión", comenta Isabel González junto a su marido. Otro asistentes expresaban también su desazón por el nulo apoyo institucional que tiene este encuentro, un clásico ya en el verano de la localidad del norte de León. Luis Suárez, de Gijón, aprovechó para mostrar su descontento con Cajastur, que cofinanciaba la residencia junto con la Diputación de Asturias. "Es muy extraño que una institución como la Caja de Ahorros ni siquiera proporcione los archivos antiguos de la residencia. Me preocupa que los hayan extraviado, es realmente sorprendente. Estarán en algún cajón debajo de la Escandalera...", apostilló Suárez. Al finalizar el acto los asistentes visitaron una pequeña exposición fotográfica repleta de imágenes antiguas de la residencia, montada en los bajos de la biblioteca.

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