La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ribadesella, escala de Robinsones británicos

El puerto de la localidad recibe a los participantes en el Rally Náutico, una cita en la que la camaradería se impone a la competición

Roger Lloyd y Gary Chapman. "Les hablaremos a todos de Ribadesella", anunciaron antes de poner rumbo de nuevo a Inglaterra a bordo del "Katy Dee".

A Roger Lloyd, Gary Chapman y Kathy Hirst les cuesta creer cómo no han podido conocer Ribadesella antes y por qué no ven a más compatriotas visitando Asturias. Ellos son tres de los ciudadanos británicos que arribaron al puerto deportivo riosellano dentro del primer Rally Náutico organizado por la "Royal Cruising Association", de la que el asturiano Javier Moreno de la Vallina es representante honorario. El rally no es competitivo, como en otras disciplinas, sino que adquiere el encanto de viajar en grupo, arropado por la flota y en este caso por la hospitalidad de los puertos en que la asociación -con sede en Londres- tiene algún delegado.

Las historias de los navegantes, como de las embarcaciones, son singulares y casi cinematográficas para quien las ve desde tierra. Mike y Kathi Hirst viajan a bordo del "Growltiger", desde el que también trabajan en el sector de los viajes. Con ellos navega "Dotsy", una gatita siamesa de diez años que ha pasado la mitad de su vida a bordo y que siempre prefiere quedarse en el barco. "Dotsy" tiene habitación y cama propias, que sólo abandona cuando la pareja recibe a visitantes en su casa flotante. Proceden de Britanny, al sur del condado de Sussex, y Mike lleva desde los ocho años navegando. En este tiempo ha conocido buena parte del mundo y "toda España, el resto de la costa, salvo Asturias. Esto es muy español, me refiero a que es muy poco turístico", explica antes de que su esposa destaque lo sorprendidos que están "de lo bonito que es y de que no haya más gente". Sólo un pero a la zona, que "no está muy bien señalizado el puerto ni la entrada, es complejo", lamenta la británica.

A los navegantes también les habría gustado poder disfrutar de las duchas y los servicios que el Principado está construyendo ahora en el puerto de Ribadesella, pero agradecieron enormemente la colaboración del Ayuntamiento, que puso a su disposición las duchas del polideportivo municipal. Las embarcaciones cuentan con este servicio, pero de menor tamaño, y algunas incluyen comodidades dignas de cualquier pequeño apartamento. Es el caso del "Growltiger" y también del "Kealoha V Moody", de Mike Chamberlin y Kate Day, también ciudadanos británicos y navegantes desde hace una década.

Chamberlin adquirió esta pasión cuando se jubiló de la Policía Metropolitana de Londres y en 2005 se compró su barco, construido en 1978. En sus cruceros han visitado el mar Báltico, Holanda, Alemania, Dinamarca, Polonia y también España, aunque nunca Asturias. "No entiendo por qué no hay más barcos aquí y no viene más gente", expuso el británico antes de que su mujer se mostrara "asustada" de que fuera su primera vez en la región, "¡es absurdo!" añadió. El matrimonio echa en falta, eso sí, más puertos en los que poder atracar en la costa Cantábrica, pues "desde Santander sólo hemos podido entrar en Llanes", destacan. En la costa sur de Inglaterra, por ejemplo, los pequeños puertos en los que poder parar se cuentan por cientos. Day y Chamberlin viajan "sin planes fijos" y tras Ribadesella planearon visitar Lastres, Gijón y A Coruña. "¡No sabemos a dónde iremos luego!" explican divertidos.

También este atraque en Ribadesella ha sido el primero para Roger Lloyd y Gary Chapman, a bordo del "Katy-Dee". "Es muy bonito, pero está muy mal marcada la señalización del puerto", protestaron antes de que la cena en la sidrería "La Guía" -con una gran vinculación con Inglaterra en el pasado- les quitase todas las penas. "Estamos encantados con la belleza natural de Asturias y de Ribadesella en particular. La gente es muy amable y para mí no hay mejor comida en el mundo", elogió Chapman, viajero experimentado y asombrado de lo que escondía el Cantábrico. Para Lloyd, el patrón, "el problema principal de venir navegando por esta zona es que desde La Rochelle hasta aquí hay muchas millas en que no tienes dónde entrar", pues el Cantábrico es un mar duro incluso en verano, reconoce Moreno. No en vano, el seguro de su embarcación les cobra un 50 por ciento más si atraviesan el golfo de Vizcaya, algo necesario para llegar a Asturias desde el norte de Europa. Es precisamente este intercambio de experiencias y esta difusión de la región entre los navegantes de todo el mundo (la Royal Cruissing Association tiene 5.000 socios) los que quiere potenciar el representante honorario asturiano.

Y nada mejor para demostrar que sus objetivos se cumplen que la frase de Gary Chapman antes de despedirse: "Le hablaré a todo el mundo sobre la Ribadesella no descubierta".

Compartir el artículo

stats