Por tercer año consecutivo, la Universidad Laboral de Gijón acoge el curso de danza que dirige el bailarín sierense Borja Villa que, acompañado de un elenco de destacados profesionales a nivel nacional e internacional, formará a unos cuarenta jóvenes aspirantes que han llegado desde distintas regiones, entre ellas Galicia, Valencia, Cantabria, e incluso de Lituania, para seguir creciendo y hacerse un sitio en el difícil mundo de la danza. Pese a que inicialmente el proyecto se dirigió a alumnos asturianos, este año los locales son solo el cuarenta por ciento del alumnado.

Borja Villa decidió emprender esta coreografía ante la inexistente oferta de cursos de danza en Asturias. Él mismo tuvo que marcharse a Madrid para después convertirse en profeta de la danza en su tierra. Inició su carrera en el Real Conservatorio Profesional de Danza de la capital y también se formó con grandes coreógrafos de las mejores compañías de Londres y Alemania. Sin embargo, confiesa con flagrante tristeza que "en España se infravalora muchísimo la danza. La semana pasada estuve en Alemania y comprobé el gran respeto que existe hacia el bailarín desde la propia compañía hasta los sueldos. Me sorprendió mucho que una ciudad que no es muy grande, Dresde, tiene un teatro con una de las grandes compañías alemanas y se llena todos los días. En España es difícil que un teatro se llene todos los días para ver danza?".

El nivel ha aumentado al mismo compás en que ha crecido el número de participantes. El día a día de estas jóvenes promesas de la danza es extenuante: dura casi ocho horas para los dos niveles más altos y cinco para los más pequeños, en época de aprendizaje. La existencia de tres niveles es precisamente una de las novedades de este año. Los más mayores tienen una clase de pilates específica para bailarines todos los días, después, la de ballet clásico, y a continuación los grupos se dividen en dos: las chicas, que tienen clase de puntas, y los chicos, la de 'varones', que son clases más específicas de grandes saltos, giros? Las clases acaban con dos talleres que imparten José Carlos Blanco y Fabrice Edelmann, exprimeros bailarines y exdirectores de la Compañía Nacional de Danza.

Villa reconoce que "este año queríamos tener clases más bailadas porque la técnica ya la hacen todo el año. El día 15 tenemos una función para poner en práctica lo aprendido estas dos semanas. Además, los maestros, que trabajan en diversas compañías, se fijan en algunos alumnos para que vayan a trabajar con ellos". Como buen embajador de su tierra, cada año pide a los profesores y a los alumnos que disfruten de Gijón y sobre todo de la Laboral. sede de esta iniciativa, que "es un tesoro que tenemos en Asturias y que creo que podríamos darle más valor y rendimiento".

A sus 25 años, Borja Villa sigue empeñado en expresarse en el idioma más universal que conoce: la danza. Ya está señalando nuevos destinos en el mapa, todos ellos lejos de España, para seguir formándose y alcanzar un nivel mucho más alto en un mundo muy competitivo, ya que aquí es difícil conseguirlo. Jamás olvidará la famosa película "Billy Elliot", que le hizo soñar con ser bailarín y empezar a crear su coreografía más importante, la que le está permitiendo emprender "una vida maravillosa". Precisamente, "maravillosa" es la palabra que elige para describir el gran amor de su vida: la danza, un lenguaje "con el que vayas donde vayas, siempre te entiendes". Villa volverá en diciembre a Asturias para celebrar en su Pola de Siero natal, por quinto año consecutivo, una gala "muy especial", que el joven bailarín guarda en secreto.