Eran las siete de la tarde y en la terraza de la Laboral ya no quedaba sitio. El sol, que por fin despertó perezoso entre unas nubes que no se pensaba que traerían nada bueno, se coló en la plaza logrando que más de uno se quitara la chaqueta. Había ambiente de concierto; cervezas, risas y largas charlas sobre qué tema era el más esperado de la noche: Satriani calentaba motores.

El guitarrista estadounidense nominado a 15 premios Grammy llegó ayer a Gijón para ofrecer un espectáculo cargado de rock del bueno. Cuando este neoyorkino desenfunda la guitarra, sus manos se deslizan solas entre las cuerdas y la energía que desprende puede tocarse con los dedos. Es pura magia, un derroche espectacular de energía. Y con esa fuerza comenzó el concierto de anoche en el teatro de La Laboral, uno de los tres de la gira de Satriani en España.

Hay 1.100 personas presenciando el recital, casi lleno el patio de butacas. Un audiovisual futurista, como de videoclip, acompaña la salida del artista y su banda. Santiani arranca con contundencia, con un magnífico sonido. "Encantado de estar en Gijón", saluda. Y arranca los primeros aplausos.

"Es un fuera de serie, había que venir a verlo", aseguraba antes del concierto Laureano Cordero, un canario que ha organizado sus vacaciones familiares para que coincidieran con esta visita al norte. "Nosotros estamos de vacaciones en León, pero hoy hemos pegado un salto para poder venir al concierto de este monstruo de la guitarra. Estas entradas vienen desde Canarias: es todo intencionado", bromea este padre de familia.

Como él, son muchos los que han viajado hasta la villa costera para disfrutar de una de las tres oportunidades que hay en España de escuchar a "uno de los cien mejores guitarristas de la historia", según la revista estadounidense "Guitar World". Es el caso de Néstor Yebra, un joven ponferradino que espera a las puertas del recinto minutos antes del evento. "Aproveché que mi hermano vive aquí para poder venir al concierto", explica, "venimos a ver un espectáculo". Su hermano David Yebra está de acuerdo con él; "son muy finos", apunta.

Pero no son solo los de "fuera" los que vienen a disfrutar del concierto. Los asturianos llenaban la plaza de la Laboral minutos antes del concierto, aunque se dividen entre la larga espera y la gran oportunidad. Algunos son fieles seguidores del guitarrista que llegó a tocar con Mick Jagger y Deep Purple, y esperaban con ganas su llegada a España. Es el caso de los ovetenses Luis Fueyo y su sobrino, Álex Cai, de 14 años. "A mí me mola mucho, sobre todo "Satch Boogie", explica Fueyo.

Otros, sin embargo, vienen "obligados" por la gran oportunidad de tener a un "máquina" en la ciudad, como Borja García, guitarrista del grupo ovetense Alto Volto. "Esto es como declarar a Hacienda, hay que hacerlo. Teniendo la oportunidad tan cerca de casa no puedes dejarla escapar", bromea García.

Sea como sea, en todos los grupos hay un fanático que contesta sin dudar cuál es su tema favorito. Para Jorge Soto, por ejemplo, es "Surfing with the alien", mientras que para el castellano afincado en Gijón Pedro Nogueiro es "Summer song", un perfecto título para esta vibrante noche de verano.

Volviendo al concierto, el ambiente se caldea y comienzan a saltar chispas cuando sobre el escenario, Satriani acomete, con otro miembro de su banda, también virtuoso del género, un espectacular duelo de guitarras. Se enciende una batería de aplausos para premiar el esfuerzo de la banda.

Suenan temas de las distintas épocas de este veterano artista, curtido en mil batallas sobre los escenarios de medio mundo, con tres décadas de exitosa trayectoria. Cuando arranca "Cristal planet", una canción de los años ochenta, el respetable comienza a vibrar, casi tanto como cuando suena "Friends", una composición datada en 1992. O cuando se deslizan sobre el auditorio los primeros acordes de "Buterfly and zebra".

En resumen, una impresionante descarga de rock and roll de casi dos horas de duración que no defraudó a los incondicionales de este guitarrista mágico, instalado desde hace años en el Olimpo de los virtuosos de las seis cuerdas.