La final del Concurso de la Mejor Sidra de Asturias del Festival de Nava estuvo muy reñida. Pero se impuso el llagar gijonés de Piñera, con 167 puntos. Muy poco por detrás, a solo uno de distancia, se quedó la bodega naveta de Orizón. La diferencia con Sidra Castañón también fue justa, ya que logró 165.

Luis Raúl Piñera Blanco resumió su alegría señalando que para él es "un orgullo recibir este premio" y dio "gracias a todos". No es para menos: se trata de uno de los certámenes sidreros más prestigiosos de la región. La de Orizón, además de la segunda de Asturias, resultó ser la mejor bebida de Nava. José Luis Vigón le dedicó el premio a su padre, Ernesto Vigón. Explicó que la clave está en tres cuestiones. La primera es disponer de un buen local y la segunda, la fermentación. La tercera razón del éxito la achaca a la Virgen de Covadonga que su progenitor le encargó tallar al abuelo del alcalde, Juan Cañal. Su hijo, Luis Vigón, fue el que recogió el premio local y resumió su entusiasmo lanzando un "¡Viva la sidra! ¡ Puxa Asturies y Puxa Nava!". El reconocimiento a la Mejor Pomarada de Nava también quedó en la familia Vigón, en Guadalupe, por su plantación de Orizón. En representación del llagar maliayés Castañón recogió el premio el naveto Nisen Díaz. "El premio es vuestro", agradeció.

El alcalde de Nava, Juan Cañal, anunció que siguiendo la tendencia tras haber recuperado el año pasado las pipas de sidra en la calle y éste el torneo de bolos, en la próxima edición quiere que vuelvan los fuegos artificiales. El regidor naveto y presidente de la Fundación de la Sidra, aprovechó para insistir en su declaración pública de apoyo al Museo de la Sidra para que "siga siendo la referencia cultural de Asturias". "No podemos perder el Museo, que pasa por difíciles momentos", añadió, Y destacó el trabajo de los empleados para los que pidió "un fuerte aplauso".

El pregonero, el periodista Juan Ramón Lucas, se sumó a estas palabras de apoyo del alcalde. Vestido como requiere la ocasión, con camiseta conmemorativa del Festival de la Sidra y pañuelo verde al cuello, confesó que aunque es "hablador de oficio" huye de los pregones porque no le gusta hablar en público. En los últimos años ha hecho sólo tres excepciones aceptando tal encomienda. Fueron el Festival Internacional de flamenco del Cante de las Minas de la Unión (Murcia); la Folixia de Mieres, de donde es natural su madre, y el Festival de la Sidra, en Nava. "Aquí ha sido por amor", explicó. "Por amor a la sidra y por la convicción de lo que iba a contar aquí me serviría para aprender más sobre la bebida".

Su padre es de Ribadedeva y fue quien le enseñó a escanciar. Recordó la carcajada de su progenitor cuando siendo él un niño le preguntó qué significaba que "con fabes y sidrina nun fai falta gasolina", como decía la pegatina que llevaba pegada en la luna de atrás de su R8. También se le quedó grabada otra frase pegada en el vehículo familiar que aconsejaba: "La muyer y la manzana ha de ser asturiana". Juan Ramón Lucas no dudó de que así sería, pues tenía un buen referente: su madre.

"La sidra siempre formó parte de mi vida", indicó el periodista. "Desde crío tuve sidra en casa", insistió. Así que animó a unirse todos para "hacer frente común y sacar la sidra fuera con más vigor".

Pasadas las 9 de la noche, el chupinazo daba el pistoletazo de salida a la Ruta de la Sidra de Nava, enmarcada en el Festival de la sidra naveto. Tras el petardazo, y con el tradicional himno asturiano, interpretado por la banda de gaitas "La Kadarma", de fondo, se comenzaron a abrir las 8 zapicas repartidas por toda la ciudad, dando pie a que la sidra corriera a raudales.

El jugo, uno de los mejores de los últimos años hacía las delicias de propios y extraños, como reconoció Alberto Moriano, que vino desde Cáceres para disfrutar de este día: "Habiendo sidra y buen rollo, ¿qué más se puede pedir?", afirmó para apostillar que llevaba "seis años esperando para poder venir, desde que me habían invitado; la verdad es que no defrauda".

Moriano no fue el único foráneo en la fiesta. Rowan, Angus y su hermano Felix recorrieron aún más kilómetros desde las islas británicas para deleitarse con la sidra asturiana. "Es una gran fiesta y la gente nos está acogiendo fenomenal, es fantástico", señaló el propio Felix en un español primerizo.

Junto a ellos, muchos navetos que siguen esta tradición "de siempre, desde que éramos pequeños", como aseguraron Abraham Robledo y su amigo Pablo Ovín, quienes, acompañados de su tradicional pañuelo verde anudado al cuello. No se han perdido ninguna de las ediciones. "Es algo especial, es la fiesta del pueblo, se vive con mucha más intensidad que cualquier otra", aseveró Ovín.

Sara González aseguró que "esta fiesta la cogemos siempre con muchas ganas, para nosotros marca el inicio del verano. Precisamente por eso lo pasamos mejor que en Piraguas o en El Carmín de la Pola". Adolfo Solís, por contra, no suma tantas ediciones: "Este es el segundo año que venimos, pero seguro que repetiremos. El año pasado nos encantó y por eso estamos aquí de vuelta".

El Festival de la Sidra, que ayer vivió una de sus ediciones más seguras con un gran despliegue en el servicio de atención sanitaria, continúa hoy con el Concurso Internacional de Escanciadores, a partir de las 12.00 horas, y el Festival del Tortu. Para el lunes quedan las actividades dedicadas al público infantil, con actividades deportivas gratuitas. En Nava, la sidra enamora.