Ha obtenido algunos de los premios más prestigiosos de la narrativa italiana. De Pino Cacucci (Alessandria, Italia, 1955) conocíamos "En cualquier caso, ningún remordimiento", editada por Hoja de Lata. Este sello asturiano acaba de publicar "Los del San Patricio", que el escritor presentó ayer en la "Semana negra". Es la historia de John Riley y de los irlandeses que, en 1846, desertaron del ejercinto yanqui para pasarse a las filas méxicanas en la guerra entre ambos países.

-¿Qué le atrajo de la historia del Batallón San Patricio?

-Es una historia que llevo dentro desde hace muchos años. Hace tres décadas que recorro México, donde hay un museo dentro del convento de Churubusco. Ahí fue la última batalla de los del San Patricio antes de que (el ejército estadounidense) ocupara Ciudad de México. Pensaba que aquella historia de los irlandeses era rara y que debía contarla.

-Héroes para México y traidores para los Estados Unidos...

-Sí, cambia. Es una historia borrada y olvidada por los Estados Unidos. Decían que desertaron porque eran irlandeses, bebían mucho y les gustaban las mujeres. Para los mexicanos, en cambio, son héroes y mártires de la patria.

-La novela está muy documentada, pero usted no esconde su simpatía por los "sampatricios"...

-Claro. El motor de mi literatura es el deseo de contar historias olvidadas, el punto de vista de los vencidos que han sido rebeldes.

-¿John Riley es un rebelde, un revolucionario, alguien que deserta por amor...?

-No creo que fuera un revolucionario, más bien un rebelde que vivió en Irlanda la represión de la ocupación inglesa. Emigra a Estados Unidos acosado por el hambre, pero ve que en esa tierra prometida hay un racismo cruel y despiadado. Se alista para sobrevivir. Él llega a oficial de artillería, con fama de muy competente. Eran católicos, pero la chispa de su rebeldía es el contacto con la realidad mexicana.

-Riley muere alcoholizado, como si no hubiera podido sobrevivir a su gesto de insumisión...

-En 1850 se descubre un registro en una parroquia de Veracruz con el nombre de Juan Riley, de la misma edad, y que murió borracho, según dice el documento. Pudo perfectamente ser así. Es, además, simbólico y comprensible: atravesó el infierno y vivía rodeado, seguro, de todos sus compañeros muertos. Él era el único superviviente de los "sampatricios".

-Usted ha dicho que el Batallón San Patricio es el primer antecedente de las Brigadas Internacionales que combatieron en España.

-Sí, los irlandeses eran mayoría, pero había escoceses, polacos, alemanes, españoles, italianos y, también, esclavos negros huídos de los campamentos militares. Ahí se hablaban varios idiomas. ¿Cuál era el mito del Batallón San Patricio para un esclavo se escapara? Pues, el de la libertad. Era, sí, algo así como una brigada internacional.

-¿Por qué decide que Riley hable en primera persona en algunos tramos de la novela?

-Estuvo vivo, al menos, hasta 1950. Sobrevivió a los hechos, luego podía contarlos. Así que aproveché esa oportunidad porque me atraía la idea de darle voz para que recordara su infancia y juventud en Irlanda, la pobreza de la que venía. Quería transmitir sus sufrimiento y sus rencores. Y también el contraste de esa parte más subjetiva con otras en las que doy de manera objetiva todos los detalles de las batallas, la épica. Los mexicanos fueron derrotados, pero hay momentos heroicos. También quería subrayar la ineptitud de los mandos mexicanos, con el general Santa Anna a la cabeza. Éste que era inepto y corrupto, se equivocó en todo.

-¿Por qué como escritor siente esa atracción por personajes rebeldes, casi marginales?

-¿Quién sabe? Como lector también busco historias de personas que lo arriesgaron todo, que pierden hasta la vida pero sin renunciar jamás a su dignidad. Casi todo lo que he escrito tiene esa señal. La historia pone a veces el sello de criminal sin analizar más, sin ver la historia que hay detrás.

-Usted es un cualificado traductor de autores como el fallecido Rafael Chirbes, Vila-Matas, Javier Marías o Cercas. ¿Cómo se ve desde Italia la novela española actual?

-La pérdida de Chirbes, con quien tenía una gran amistad, ha sido un dolor enorme; tenía una gran sensibilidad. Acabo de traducir "París-Austerlitz". En Italia hay interés por unos cuantos nombres ya consagrados. No sé si tienen mucho éxito de ventas, pero han logrado el respeto de la crítica. Se les presta respeto y hay una atención creciente, por ejemplo con Chirbes.