Abraham del Cueto disfrutó en la playa de todos los días de sol del verano pasado. Este gijonés, que repite en Poniente este año, ya había probado otros arenales del Principado, pero se queja de la falta de accesibilidad para personas discapacitadas. "En San Lorenzo también hay rampa de acceso, pero cuando la marea está alta es imposible entrar al mar. Además necesito alguien que me ayude", apuntó Del Cueto. El veterano se baña todos los días durante cuarenta y cinco minutos, ayudado por Laura Suárez y Luis López, que empujan su "buggy" hasta la orilla y se meten con él en el agua; se cambia en los vestuarios adaptados para minusválidos y lee un libro bajo las sombrillas de los espacios que tienen reservados.

Poniente inauguró el año pasado las instalaciones de "Playa Accesible", preparadas para facilitar el acceso al agua a personas con algún tipo de discapacidad. Un personal preparado y multidisciplinar acompaña y atiende las necesidades de aquellos que quieran disfrutar de las instalaciones. "En el agua, cada usuario tiene que ir siempre acompañado, para que prevalezca la seguridad, por dos miembros del equipo. Para aquellas personas menos autónomas tenemos equipos acuáticos que les permiten flotar", comenta Laura Suárez, responsable de la iniciativa. Sillas anfibias, bastones neumáticos o flotadores son algunos de los materiales disponibles. El "buggy" o silla anfibia es el más demandado; diseñado para personas con movilidad reducida, permite el acceso al agua. Otros usuarios solo hacen uso de las taquillas, que cuentan con etiquetas en braille y alto relieve, y de los vestuarios, perfectamente adaptados para personas con minusvalías. Si alguno se cansa de tomar el sol, el centro alberga una biblioteca con libros en braille y para sordos. "Lo normal es que venga gente con alguna discapacidad física. Se llevan mucho las muletas anfibias, además de los flotadores y las sillas. Las taquillas son comodísimas, les guardamos nosotros las llaves y pueden desentenderse y disfrutar de la playa", explica Belén Fernández, responsable.

La variedad y calidad del equipamiento ha colocado a Poniente como la cuarta playa más accesible de España, por detrás de Cádiz, Valencia y Huelva, en la competición organizada por la empresa Thyssenkrupp. Además del material y las instalaciones, la calidad de la atención a los usuarios es otra de las claves del éxito. "Somos un equipo muy preparado. Tenemos un auxiliar de enfermería, un intérprete de lengua de signos, maestras de educación especial y atención sociosanitaria", explica Fernández.

Jesús Torres, usuario de las instalaciones de Poniente, estuvo hace unos días con su familia en Islantilla, la playa más accesible de España. "Es una playa preciosa, pero no cuenta con las instalaciones de Gijón; la rampa está muy alejada del mar, y los vestuarios y aseos no están bien adaptados; el equipamiento que tienen en Poniente es insuperable", comenta Torres. Una localización más accesible para los usuarios o un aumento en el personal de apoyo son algunas de las modificaciones barajables.