Toraño (Parres), P. MARTÍNEZ

Un paréntesis en medio del maratón de estudios, remojado en el río Sella y en sidra asturiana. Así fue la jornada de ayer para los 826 estudiantes de MIR (Médico Interno Residente) que dejaron los libros en Oviedo para bajar el río en canoa desde Arriondas hasta Toraño. Allí les esperaba una gran fiesta, promovida por un local ovetense y en la que estrechar lazos de amistad, pues cada uno venía de una parte del país y casi del mundo.

Es el caso de Hamilton Aguilar y sus ochenta compatriotas, desplazados desde Ecuador después de estudiar Medicina porque "la sede de Oviedo es la más recomendada. Tanto en mi país como en América Latina", explicó el estudiante, quien cifró en 120 el total de ecuatorianos que estudian con él en la capital asturiana. "Hoy hacemos un paréntesis, pero mañana ya nos toca empezar de nuevo", apuntó Hamilton antes de enumerar las nacionalidades presentes en el multitudinario grupo: colombiana, mexicana, peruana, venezolana (también unos 120), guatemalteca, hondureña y chilena.

El ecuatoriano aspira a hacer la especialidad de Urología y ayer pasó un día "muy lindo. No había tenido la oportunidad de dar un paseo así de bueno en los cuatro meses que llevo aquí", expuso encantado con el paisaje ribereño del Sella. Tampoco la bilbaína Iratxe Ruiz había hecho nunca el descenso de este río en canoa: "Me ha parecido muy bonito, el paisaje es espectacular, merece la pena venir", añadió la estudiante. Agrupados, en muchos casos, por universidades, parte de la Complutense comieron el bocadillo mientras descansaban del esfuerzo de remar, tanto es así que, si por Javier Moreno fuera, "les pondría un motorcito a las piraguas", bromeó antes de que su amigo Eduardo García Loarte calificara la jornada como "un día inmejorable".

Los estudiantes estuvieron de fiesta en Toraño hasta bien entrada la tarde y la diversión corrió a raudales por la finca parraguesa. Era uno de los objetivos de Roberto Fernández, el organizador del evento, a quien hace cuatro años se le ocurrió juntar a los MIR en esta actividad para favorecer la interacción y agradecer que frecuenten su local nocturno. En aquella primera experiencia fueron 385, el año pasado más de 600 y el "boca a boca" desbordó esta edición. "Se creó como un día de confraternización en el que conozcan Asturias, el Sella y lo que es una fiesta de prau", explicó Fernández, exhausto por lo complejo de la logística. Fletaron quince autobuses desde Oviedo y entre los primeros y los últimos en alcanzar el río pasó nada menos que una hora. Entre remos, canoas y alegría sólo hubo una chica indispuesta que no pudo completar el recorrido, al menos hasta Toraño, que estos 800 futuros médicos disfrutaron junto a las empresas Frontera Verde, La Grieta y Cangas Aventura.