La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La precuela asturiana de la fiebre Pokémon

Un equipo de la Universidad de Oviedo, liderado por Iván Fernández-Lobo, ideó en 2004 un juego que comparte la tecnología de Nintendo

Un jugador muestra un pokémon en pleno Campo San Francisco de Oviedo. irma collín

Iván Fernández-Lobo está viendo la idea que inició en 2004 vinculada a la Universidad de Oviedo convertida en un fenómeno mundial. Salvando las diferencias, se podría considerar que este joven ingeniero informático asturiano creó a través de su juego "Pocket Adventures" un precursor del ahora fiebre mundial "Pokémon Go".

En 2003, Lobo arrancó un proyecto llamado Gamelab. En aquel momento, trabajaba como profesor en el departamento de Informática de la Universidad de Oviedo, donde surgió la idea de montar un laboratorio para buscar "la innovación en juegos y nuevos medios", resume.

El Gamelab poco tiene que ver con lo que era. Despegó en Mieres y hoy en día es un congreso internacional del videojuego que se celebra en Barcelona. Sin duda, en la próxima edición del Gamelab se tratará el fenómeno Pokémon Go, en el cual se aprecia un elocuente parecido con la versión que diseñó este asturiano junto a un antiguo estudiante de la Universidad de Oviedo: "Empecé a trabajar en un primer prototipo del juego con mi alumno y después compañero Sergio Rodríguez. El programaba la aplicación móvil y yo le ayudaba con el servidor que creaba la capa de mundo aumentado y comunicaba los elementos del juego". Tal y como se puede apreciar en la imagen de la derecha, el efecto es muy similar al juego desarrollado por Nintendo y Niantic que está arrasando entre los amantes de la saga "Pokémon".

Fernández-Lobo y Rodríguez arrancaron su proyecto en 2004 con las limitaciones de una época que parece ahora muy lejana: "En aquel momento no existían los smartphones, ni los servicios como Google Maps. Convencí a Telefónica Asturias para que nos prestase tres dispositivos PDA con conexión GPRS y tres GPS con conexión bluetooth". A pesar de las limitaciones, los dos jóvenes crearon el juego "Pocket Adventures", que "con la perspectiva del tiempo podría explicarse como una versión 'retro' del que ahora se ha convertido en un fenómeno global Pokémon Go", aclara Lobo.

"La primera versión no tenía realmente objetivos. Buscábamos crear una plataforma que nos permitiese crear distintas aventuras geolocalizadas", explica Lobo. El resultado provocó un efecto llamativamente similar al Pokémon Go: "Había llaves que abrían cofres, monstruos virtuales con los que conversar y obtener pistas que te ayudaban a evolucionar en el juego, y muchos otros elementos que habitualmente se encuentran en los juegos. También habilitamos una capa de comunicación entre jugadores. Insisto que no había cosas como Facebook o Google + en aquel tiempo, así que ideamos un sistema de intercambio de mensajes de texto y vídeo a través del mapa", apostilla Lobo.

Al igual que el caso del Gamelab, el "Pocket Adventures" tuvo sus inicios en la cuenca minera: "Una vez testeada la funcionalidad en los alrededores del campus de Mieres, comenzamos a trabajar en una versión en la que el campo de juego era la ciudad de Oviedo. Esta versión tenía una jugabilidad más concreta, que consistía en coleccionar frutas, de un modo similar a cómo se coleccionan los pokemones. No me preguntes porqué,, creo que mera intuición".

Lejos de querer generar una polémica ligada al plagio, Fernández-Lobo reconoce que "el experimento se quedó en eso. Con tres PDAs no había muchas opciones de generar una comunidad de prueba, y tampoco había un mercado (ni se vislumbraba) que pudiese hacer atractiva la idea para un inversor".

La compañía japonesa ha sabido explotar la idea de intercambiar pokémones en el parque tal como hacían los niños: "Me alegra ver que el concepto de juego que un día imaginamos en Mieres ha cobrado vida, y de haber acertado en mi predicción de hace un par de años de que la siguiente gran iteración de Nintendo pasaba por sacar el juego de nuevo a la calle (ya lo había hecho hace años con la consola portátil)", comenta el antiguo profesor de informática. Visto el buen ojo de Lobo, su opinión sobre el futuro del videojuego goza ahora de mayor trascendencia: "Los juegos basados en localización como Pokémon Go son la punta de un iceberg mucho mayor, que es la convergencia entre la vida real y los juegos. ¿A qué y cómo jugaremos dentro de 10 años? Esa es la cuestión que ahora me obsesiona y en la que quiero seguir indagando".

Compartir el artículo

stats