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Un premio llamado Silicon Valley

Un equipo del colegio asturiano Los Robles vivió diez días en el corazón empresarial del mundo, en California, becado tras ganar un concurso nacional de ideas emprendedoras para alumnos de Bachillerato

Por la izquierda, Carlos Blanco, Luis Fernández, Pedro Vidau, el profesor Fernando Bárcena e Ignacio Muñiz. IRMA COLLÍN

Los alumnos de primero de Bachillerato Pedro Vidau Fuentes, Luis Fernández Aires, Ignacio Muñiz Vidau, Carlos Blanco Tartiere y Carlos Rodríguez Belloso, del colegio Los Robles, participaron junto a su tutor Fernando Bárcena en una experiencia sorprendente, programada hasta el último segundo, y emocionante por la simbología de algunas de las visitas, las prestigiosas universidades de Berkeley y Stanford, o las macroempresas Google o HP. De los 1.300 proyectos presentados por centros educativos de toda España quedaron cinco finalistas. Uno de ellos, el asturiano. El patrocinio era de la Obra Social de La Caixa y el "premio", diez días visitando las grandes corporaciones en Silicon Valley.

El proyecto que los llevó desde Asturias a California es una aplicación para el móvil que conecta las "tripas" del coche con el teléfono, para la recepción de cualquier dato o anomalía que tenga el vehículo. La Caixa les pedía la idea y su desarrollo. La delegación asturiana participó en un campus de emprendimiento en Barcelona donde defendió el proyecto junto a 34 finalistas. De ahí salieron cinco: dos colegios catalanes, uno madrileño y uno oscense, junto a Los Robles. A finales de septiembre volverán a Barcelona a exponer el trabajo y hablar con posibles inversores.

¿Qué fue lo más sorprendente de la visita? Cada cual da su opinión: la competitividad, la facilidad para la creación de empresas, la flexibilidad laboral... "Nos explicaron que se funciona por objetivos, no es cuestión de horas de trabajo". Algunas empresas lo ponen fácil. Es el caso de Google: "Llegamos y nos encontramos con piscinas para los trabajadores, gimnasios, peluquería, guardería para mascotas y restaurantes gratuitos. El que quiera pasarse 24 horas en la empresa, puede. Google es como un campus universitario pero a lo bestia; tienen hasta bicis para que los empleados se muevan y futbolines".

"Al final, la filosofía es la de haz lo que te dé la gana, pero cumple objetivos", dice Ignacio Muñiz. Alguien podría pensar que una empresa así es para toda la vida. Nada de eso. La media de permanencia de los trabajadores ronda los cinco años. No todo es positivo. La vida californiana no siempre es compatible con la familia, los alquileres son los más caros del planeta (3.000 dólares mensuales por un mini apartamento en San Francisco). "Y ves mucha riqueza pero también mucha pobreza, gente pidiendo por las calles en situaciones límite. Y allí nadie les hace caso", explican.

"Montar una empresa en aquella zona es infinitamente más fácil que en España. Nos comentaron que en California se crean miles al día, y se cierran incluso más. Se valora el fracaso, porque se supone que cuando fracasas aprendes", aseguran.

Los alumnos asturianos comprobaron la velocidad a la que se mueve el mundo. Ese mundo. En la Universidad de Stanford tienen el primer servidor de Google... en un museo. En Berkeley los seis premios Nobel de la Universidad en activo tienen su aparcamiento de coche reservado... y de bicicletas. La media de alumnos por clase en Stanford es de seis, que pagan unos 80.000 dólares al año de matrícula. Berkeley, que es pública "solo" cuesta 50.000 dólares anuales. Nadie regala nada. En las calles es frecuente ver los coches con piloto automático. "Y muchos, muchos chinos".

Una sociedad dinámica donde la gasolina es el dinero, que todo lo mueve. Otra cosa que les llamó la atención fue la vinculación -a veces muy generosa- de los exestudiantes con sus universidades, y el fomento del trabajo en equipo.

Una experiencia para contar y, sobre todo, para sacar conclusiones.

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