Maya volverá a subirse a las tablas del teatro Jovellanos después de su última actuación en Gijón en 1998. O al menos lo hará en espíritu gracias a la Gala internacional de ballet que a modo de homenaje le tributa esta tarde el gijonés Álvaro Rodríguez Piñera, solista del Ballet de la Ópera Nacional de Burdeos, con piezas de varios estilos que la propia bailarina rusa interpretó a lo largo de su carrera.

Un año después del deceso de Plisétskaya, Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2005 y fallecida en Múnich el 2 de mayo de 2015, el gijonés Álvaro Rodríguez debutará como director en el teatro Jovellanos, a las 20.30 horas, con un espectáculo que llevaba un lustro rondándole la cabeza. "Había muchas cosas en mi cabeza. En plena organización del proyecto se murió Maya y fue evidente que tenía que servir como recuerdo puesto que se incluyen muchas piezas que ella misma bailó. Quería que Asturias tuviese un homenaje para ella", argumenta Rodríguez Piñera.

Se trata de un espectáculo del "más alto nivel que conjuga a bailarines de distintas edades y cualidades, que están en diferentes momentos de su carrera artística y provenientes de las más importantes compañías de danza", como describe Itziar Mendizábal, primera solista del Royal Ballet de Londres. También habrá una muestra del Ballet de la Ópera Nacional de París y de Burdeos. Todo ello justifica que las localidades estén prácticamente agotadas como señaló ayer la directora del teatro Teresa Sánchez.

Los siete artistas que por la mañana promocionaron su espectáculo en la Casa de la Palmera abrieron al público las puertas del teatro Jovellanos para que pudieran presenciar uno de sus ensayos. Público mayoritariamente joven donde además de aficionados a la danza se dieron cita un nutrido grupo de alumnos del Conservatorio de Música y Danza de Gijón como el bailarín Nicolás Alcázar, la gran esperanza local.

Ante ellos, además de Álvaro e Itziar, se subieron a las tablas Léonore Baulac y Sébastien Bertaud, primera bailarina y solista, respectivamente, ambos del Ballet de la Ópera Nacional de París; Jean Sébastien Colau, bailarín principal internacional; Sara Renda y Claire Teisseyre, del Ballet de la Ópera de Burdeos. "Es la gran oportunidad para ver a artistas de diferentes escuelas en un mismo espectáculo", recalca Mendizábal.

Los siete bailarines -tres hombres y cuatro mujeres- estuvieron ilustrando a sus interesados "pupilos" a lo largo de una generosa hora. Primero con pausados ejercicios en barra de calentamiento y luego con representaciones más dinámicas y melódicas donde dieron muestra de una notable compenetración además de una elasticidad y plasticidad encomiable. Tal parecía que levantaran sobre el escenario bajo las indicaciones en francés de Álvaro Rodríguez. Y todo bajo un sepulcral silencio al que puso fin una ovación de los asistentes y de los propios artistas.

Nada desvelaron de su indumentaria -lucían sus chandals de faena- para la gran actuación ni tampoco el grueso de las piezas que tienen cabida en el homenaje a Maya Plisétskaya. Tan sólo explicaron que será una oda al ballet clásico con el objetivo de "educar al público porque cuantas más cosas vean más se pueden sorprender y así elegir qué les gusta" como estima Itziar Mendizábal.