"La 'zumba' es alegría y es una alegría contagiosa", así lo dijo Beto Pérez, creador de la fiebre "zumbera", y así lo viven los gijoneses que se suman a las clases ofrecidas por el Patronato Municipal de Deportes. Unas clases que son, además, al aire libre: la combinación perfecta de música y aire fresco para moverse en libertad y "animar el cuerpo".

"La zumba es algo divertidísimo, casi se lo pasa mejor la gente que viene que yo, y mira que a mí me encanta. Es buenísimo para todo el mundo, le anima el día a cualquiera", asegura Yanel Álvarez, monitora de este curso de verano que tiene lugar cada lunes y miércoles en el barrio de El Coto. Y no hay más que verlo, en cuanto empieza a sonar la música en la plaza de la República, personas de todas las edades se suman a la locura del ritmo latino.

Hay quien viene exclusivamente para la actividad, como Lorena González, que llega desde Oviedo para disfrutar de una hora de esta modalidad de "fitness". "Yo ya vine el año pasado, este repito porque me gusta mucho. Tiene la ventaja de que es gratis y así estoy entretenida" cuenta. Están de acuerdo con ella Sonia Muñiz y Juelieta González, quien es además monitora en un gimnasio local. "Venimos porque nos divierte mucho, es algo que hacemos las amigas", comentan las jóvenes de 29 años.

Entre las 19.00 y las 20.00 horas, el barrio gijonés se llena de vida y alrededor de 50 personas se mueven por la plaza sin perder en ningún momento la sonrisa. "Aunque el horario es bueno, cuando hace demasiado calor no presta tanto. No es como salir a correr a la una de la tarde, pero el otro día con 30 grados nos agobiamos un poco", añade la pareja de amigas. Aún así, siempre hay gente dispuesta a pasar un buen rato y, de paso, perder algunas calorias.

Pero no todos están al tanto de la original iniciativa. Cuando la música conquista la plaza, algunos curiosos miran con sorpresa y muchos no pueden evitar la tentación de arrancarse a bailar. Así le ocurre a Vera García, una pequeña gijonesa de 2 años de edad que demuestra que, para un deporte como ese, la edad es lo de menos. "Nosotros solemos venir al parque con la cría porque vivimos aquí al lado. Hoy, de repente, empezó a sonar la música y a Vera que le encanta bailar, nada más verlo vino corriendo", explica sonriente su abuela, Mª del Carmen Rodríguez, mientras la pequeña demuestra sus dotes artísticas.

Igual que Vera, muchos de los que simplemente disfrutan de la tarde en el parque se contagian de la alegría de este deporte. "Empiezan la clase unos 20, pero es que de repente miras hacia atrás y tienes como a 50 personas bailando detrás de ti", cuenta la risueña monitora. Niñas, madres y abuelas se suman a esta alegre actividad que no necesita inscripción previa. "Aquí se une el que quiere, cuando quiere. Suele venir un señor de 82 años ¡que no veas cómo baila!", comenta impresionada. "También suelen venir unos chicos del Sanatorio Marítimo. Les encanta, vienen aquí y lo pasan genial", añade.

Dicen que la "zumba" es una manera de afrontar la vida, y es que no cabe duda que cualquiera que presencie el espectáculo que se monta en la plaza es incapaz de salir de allí sin una sonrisa. "Cada vez que vienen esto se llena de alegría", asegura Sandra Alonso, trabajadora del puesto de información del Centro Municipal Integrado de El Coto. Un equipo de música y muchas ganas de divertirse, eso es todo lo que hace falta para ser parte de la fiebre "zumbera".