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A la altura de Plisétskaya

La gala internacional de ballet organizada por el bailarín gijonés Álvaro Rodríguez resultó el homenaje perfecto a la mítica figura de la danza

A la altura de Plisétskaya

Cumplido un año de su muerte, la bailarina rusa Maya Plisétskaya, recibió anoche un homenaje en el teatro Jovellanos, a cargo de la Gala Internacional de Ballet. La que fuera considerada "primera bailarina absoluta" fue recordada a través de aquellos fragmentos de danza que la hicieron célebre. En un aforo prácticamente desbordado, el público pudo disfrutar de un cuerpo de baile impecable, digno de una figura mítica, célebre sobre todo por su "port-des-bras", desde 1993 ostentaba la nacionalidad española. Maya Plisétskaya recibió en 2005 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

El programa se inició con el paso a dos de "El carnaval de Venecia", que puso al descubierto la categoría incuestionable de sus bailarines, Sara Renda en el papel de Satanella y Álvaro Rodríguez -bailarín gijonés y organizador del homenaje- en el del Conde Fabio. Técnica perfecta, armonía, expresividad? Un lujo de intérpretes. Le siguió asimismo el paso a dos de "Giselle", desarrollado magistralmente por Léonore Baulac, que supo representar el espíritu evanescente de la difunta Giselle, ofreciendo gran riqueza plástica. Su partenaire, Sébastien Bertaud, representando al arrepentido Principe Albretch hizo alarde de sus excelentes condiciones. La pareja de "El lago de los cisnes", mostró a una excepcional Claire Teisseyre, posiblemente, junto a Itziar Mendizábal las más completas intérpretes femeninas, por la armonía de su cuero y la gracia de su expresión. "Jeune Homme", fue una sorpresa, por su modernidad y esmerada ejecución.

En la segunda parte nos sorprendió el "Preludio a la siesta de un fauno", un número inspirado en un poema de Mallarmé, ofrecido a través de una coreografía moderna y sugerente, muy aplaudida. Claire Teisseyre volvió a deleitar con la interpretación de "Carmen", y Léonore Baulac en "Fugitit". "Piaf a Deux" estaba acompañado de la voz de Edit Piaf, para construir una coreografía llena de gracia. La sesión finalizo con un espectacular "Romeo y Julieta" que sacó a todos los bailarines a escena entre la apoteosis del público, en pie. La velada lo merecía. Fue un completo homenaje a una de las figuras más importantes del ballet mundial.

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