Juan Ramón Díaz Mier (Ribadesella, 1971) ha coordinado durante los últimos 13 años los servicios municipales (limpieza, basura, Policía Local, Obras, etcétera) y los organismos e instituciones (Delegación de Gobierno, Emergencias, Carreteras, atención médica,entre otros) con implicación durante la semana de las Piraguas. Desde mañana y hasta el domingo dormirá entre dos y cuatro horas por la mañana, una vez se asegure de que los turnos matutinos de cada servicio entran con normalidad.

-¿A cuántos trabajadores moviliza la fiesta del Sella?

-Hablamos de jornadas laborales y en toda la semana estaríamos hablando de unas 270 de los trabajadores municipales. En personas son alrededor 150 y todos los servicios se refuerzan: vienen 40 agentes de la Policía Local de Oviedo y también tienen refuerzo la limpieza, jardinería, salvamento en playas, mantenimiento del sistema eléctrico, suministro de agua, etcétera. El dispositivo de seguridad se mantiene en cifras de años anteriores. Por citar sólo algunas cifras, habrá 77 trabajadores sanitarios a turnos, 176 voluntarios de Cruz Roja y 77 de Protección Civil, además de bomberos, Guardia Civil, técnicos de Emergencias, etcétera.

-¿Cree que el trabajo que hay detrás de las Piraguas está valorado socialmente?

-Yo creo que sí se valora, aunque habrá opiniones para todos los gustos.

-¿Qué es lo más difícil de esta semana?

-Quizás lo más complicado son los días previos, porque tienes que resolver todas las necesidades de los organismos que intervienen. Pero al final es más o menos lo de todos los años. Lo más complejo de un operativo como este es coordinar tantos servicios y tanta gente a la vez. Es una labor en la que, en realidad, llevamos trabajando desde finales del año pasado.

-¿Qué cifras de afluencia manejan en el Ayuntamiento?

-Trabajamos con las que proporciona el Servicio de Emergencias del Principado. Este año se prevé una afluencia mayor por el aumento de la programación festiva, novedad importante en esta edición junto a que no se cortará el acceso por la N-632 en Llovio. Por otra parte, los datos y estimaciones turísticas también indican un incremento respecto a los años inmediatamente anteriores.

-Los balances posteriores a la fiesta no indican que se trate de un evento conflictivo. ¿Cómo ha visto la evolución en este sentido?

-Cuando empecé partíamos de una situación no tan estructurada. Todos los años hemos ido introduciendo medidas en la gestión de la acampada y en la organización de las zonas nocturnas: hay seis, cada una con los mismos equipos y la misma música. La unificación del cierre, por ejemplo, que hicimos hace una década entregando un mismo CD de música, resultó muy efectiva y eliminó los conflictos. Para esto contamos con la colaboración total de los hosteleros. La organización de una fiesta como las Piraguas conlleva las lógicas necesidades sanitarias y de seguridad de una aglomeración de gente tan importante, pero en los últimos años no se registraron altercados de importancia. Los incidentes son, sobre todo, pequeños cortes y algún tipo de indigestión de tipo etílico.

-¿Hacia dónde deben ir las mejoras en la gestión de las Piraguas?

- El reto para este año es que terminemos con el menor número de incidentes posible y que la gente disfrute. El dispositivo ha de ir encaminado a que Ribadesella pueda recuperar su normalidad el domingo, teniendo en cuenta además que estamos en un mes tan importante para el concejo como es agosto. Trabajamos para mejorar estos aspectos, aunque eso no quita para que animemos a todo el mundo a que venga a disfrutar a Ribadesella en estos días.