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La corte asturiana de la diva Beyoncé

Luces, fuego, ascensores y hasta una pasarela con agua dieron forma en Barcelona al concierto del verano en España

Beyoncé, en el concierto en Barcelona.

Tras una larga relación a través de la pantalla, el miércoles muchos constatamos -yo entre ellos- que Beyoncé es de carne y hueso. Cualquiera lo diría tras el show que nos brindó en Barcelona. Fans de toda España -éramos 46.000 según la organización- acudimos a la cita en el Estadi Olímpic -su única presencia en territorio nacional- en el que está considerado como uno de los conciertos del verano en España. Y la presencia asturiana no podía faltar, con un grupo numeroso que había volado horas antes desde el Aeropuerto de Asturias. Celia Jenner o Cristina Corominas, ambas de Oviedo, lo tenían claro: el concierto había sido "increíble" y sólo salieron con ganas de repetir pronto.

"Formation World Tour" es el producto de una maquinaria perfecta. A la arrolladora presencia de Beyoncé sobre el escenario, y a los impetuosos movimientos que la dieron a conocer por todo el globo, la diva del pop suma a esta gira un espectáculo visual apabullante. Luces, fuego, ascensores y confeti envolvieron los movimientos del séquito de 22 bailarinas que acompañaron a la texana, dando vida a coreografías de vértigo, medidas al milímetro, que nos pusieron la piel de gallina a más de uno. La cresta de la ola llegó, nunca mejor dicho, al final del concierto, cuando una de las pasarelas se convirtió en una piscina de 7.500 litros de agua, que acogió uno de los bailes más bestias de la representación.

"Esta gira es la que transmite un mensaje más fuerte y en la que Beyoncé brilla más", sostiene el ovetense Pedro Artola, que ha ido a verla a París por tercera vez consecutiva. "Ha sido increíble. Uno de mis momentos favoritos fue cuando cantó 'a capella' 'Love on top'. Aunque me quedé con ganas de que cantara 'Single Ladies'", señala Cristina Corominas.

La "Reina B" -como la llamamos sus fans- es, además de una fiera sobre el escenario, una líder. Su lado más reinvindicativo se dejó ver en "Beyoncé", donde en canciones como "Flawless" o "Pretty hurts", manda mensajes feministas que en su día incendiaron las redes sociales. Millones de fans de todo el mundo corearon su "I woke up like this", emblema que abanderó una corriente que se inició con su tema "Flawless", una oda al feminismo y a la igualdad de géneros. Ese camino culminó con "Lemonade" -el trabajo que presenta en esta gira- un grito desgarrador en el que Beyoncé revela la infidelidad de su marido y rinde homenaje a la mujer negra. Un recorrido visual con su Texas natal como escenario, en el que la cantante deja un legado de supervivencia a todas las mujeres del mundo. Una "limonada"que resulta de un batiburrillo de emociones y que la estadounidense nos regala a sus fans en su gira.

Si le cabe algún pero a este espectáculo impecable -"flawless", como diría Beyoncé-, en el que la artista es capaz de encajar casi toda su discografía en dos horas de derroche, es la falta de un poco más de espontaneidad y de sentimiento sobre el escenario, el que contagiaba en temas como "Baby boy" o "Crazy in love", que a más de una nos hicieron sentir como "Diva" de Brooklyn o el Bronx.

Tras un vuelo que parecía no querer salir de Barcelona, ayer aterrizábamos los asturianos en Santiago del Monte con la resaca de lo que pareció un sueño, y entre anécdotas y coincidencias, con la ilusión de poder reencontrarnos con esta diosa de carne y hueso.

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