Quien va al Xiringüelu se enamora. De la fiesta o de alguno de los presentes. Quedó constatado ayer, en otra multitudinaria edición de la fiesta en Pravia. La pareja formada por Johanna Álvarez, y Borja Enríquez llegó incluso a casarse de forma oficiosa en la caseta de su agrupación. "Empezamos a salir en el Xiringüelu de hace cinco años", rememoraba Johanna Álvarez. Así que esta fiesta es parte fundamental de sus vidas. "Es súper especial para nosotros. Llevamos viniendo desde los cuatro años con nuestros padres", explicaba Enríquez. "Ahora venimos con amigos y familia, lo nuestro es una peña seria...nos emborrachamos seriamente", añadía entre risas.

El caso de esta pareja no fue ni mucho menos el único ejemplo del "amor en los tiempos del Xirin". Maite Alonso y Juanjo Menéndez, un matrimonio unido por esta fiesta hace tres décadas, no quiso perderse una nueva cita. "Nos conocimos aquí mismo hace 30 años", puntualizaba Alonso. Hace tres décadas Maite iba a acompañar a una amiga que intentaba cortejar a un mozo de la zona. y al final fue ella la que encontró el amor. "Cuando apareció Maite me quedé prendado, tenía los ojos azules más bonitos que en mi vida haya visto, además de una preciosa melena pelirroja", relataba Menéndez. Tras 23 años de matrimonio, la pareja tiene dos hijas de 19 y 14 años respectivamente "que ya andan por la fiesta", confesaba Alonso.

Los romances en el Xiringüelu también han alcanzado dimensiones internacionales. El bailarín turco de break dance Emre Dilber, visitó por primera vez España acudiendo a la fiesta praviana. El motivo de su presencia no podía ser otro que el amor. "Vengo a ver a mi novia Gloria Borge. Ella me habló de la fiesta y tenía mucha curiosidad. Es una idea fantástica reunirse todos en el prado para beber y pasarlo bien. Esto es algo que no existe en Turquía", explicaba Dilber.

Durante la fiesta también hubo hueco para las despedidas de soltero. David Brenes se casará el próximo fin de semana con su novia. "La conocí en China", señala. El Xiringüelu fue el escenario idóneo para celebrar sus últimos momentos como soltero junto a sus amigos. "Me ha mandado ella aquí a celebrar la despedida. Ha puesto como requisito indispensable a mis amigos que no me falte el alcohol", manifestaba el futuro marido.

Hubo sobredosis de besos ardientes. Uno de los más destacados fue el que se plantaron Angélica Pérez y Miguel Ángel García, de la cabaña "La tía de Tom". Los jóvenes pravianos hicieron subir la temperatura de un Xiringüelu caluroso de por sí. "Se liga más en el Xiringüelu que en Tinder", proclamaba Paula Díaz, una de las asistentes a la fiesta.

Pero, amor aparte, el Xiringüelu volvió a brillar por la enorme afluencia, favorecida por el buen tiempo que acompañó a los presentes durante la jornada de ayer. El calor obligó a muchos de ellos a buscar métodos para refrescarse. "Lo mejor para las altas temperaturas es bañarse en el río y beber frío", decía Pablo García de la peña "Los Abrasaos".

El propósito de los asistentes era sencillo. "Venimos a pillar la mayor borrachera de nuestra vida", clamaba Pablo Suárez mientras escanciaba un culín de sidra. La bebida y los bollos preñaos no faltaron, tampoco la música. A medida que avanzaba la jornada el ambiente crecía exponencialmente al descenso de los depósitos de sidra que los presentes habían preparado.

Después de una semana intensa en la que miles de asturianos se desplazaron a Ribadesella y Arriondas para el Descenso Internacional del Sella, la fiesta continúa imparable en el Principado. Ayer el Xiringüelu puso punto y seguido a la folixa asturiana. Con mucho amor.