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De la victoria en el Sella, al parque de bomberos

Bouzán se incorpora a su nuevo empleo en Luarca el día después de ganar el Descenso

Bouzán, en el parque de bomberos de Luarca el día después de su victoria. | Irma Collín

Del sabor de la victoria en el Sella al reto de comenzar como bombero. "Ayer (por el sábado) a estas horas estábamos en Arriondas, mordiéndonos las uñas y preparándonos para la salida", dice Walter Bouzán a las once de la mañana a las puertas del parque de bomberos de Luarca. Tras haber sido proclamado por séptima vez consecutiva campeón del Descenso Internacional del Sella junto a su compañero Álvaro Fernández Fiuza, en la categoría de K-2, ayer inició un nuevo reto, aunque esta vez alejado de las aguas, al menos las del río: la actividad profesional como bombero en Valdés. De hecho, el deportista tendría que haber entrado a trabajar el pasado viernes, pero cambió su turno con una compañera para poder acudir a la gran prueba deportiva del Principado.

"No sé que será más duro, la verdad. El piragüismo es duro, un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a hacer. Sacrificas muchas horas de estar con gente, amigos y familia. Pero bueno, fue lo que escogimos, nadie nos obligó. Ser bombero es parecido, aunque espero tener una primera semana tranquila; por lo menos, después del sofocón de la carrera y las celebraciones de después", relata Bouzán. Y no es para menos, ya que la prueba sellera es una de las más duras del panorama nacional, como explica el palista: "La verdad que ahora mismo estoy muy machado, el Sella es una prueba que pasa mucha factura al cuerpo, es muy intensa, te deja el físico agotado. Estoy como si me hubieran dado una buena paliza. Pero sarna con gusto no pica".

El palista, que cuenta, además de con los sietes títulos en el Sella, con numerosas preseas en campeonatos mundiales y europeos, asegura: "No me van a tratar mejor que nadie, no voy a tener ningún privilegio, de hecho muchos de mis compañeros ni conocerán esa otra faceta mía", explica.

Bouzán tendrá que cambiar las aguas del río por el parque de bomberos, la piragua por el camión y el remo por la manguera, algo que cree que llevará bien. "Del piragüismo no se puede vivir. A la mayoría de la gente le cuesta dinero. Yo antes trabajé en la construcción. Había estudiado ingeniería informática, pero eso de estar encerrado entre cuatro paredes no era lo mío", asevera.

Eso sí, precisamente llevado por ese espíritu inquieto, Bouzán no dejará de lado el piragüismo. Su próximo reto es, además de "alguna carrera por aquí, a nivel nacional, el europeo de surf ski, en Cerdeña, el 24 de septiembre". En esta prueba no estará acompañado por su escudero de lujo, Álvaro Fernández Fiuza, sino que serán rivales ya que "competiremos cada uno por separado", enfatiza Bouzán.

De momento, su único deseo es entrar en el mundo de los bomberos con tanto éxito como cuando cruza el puente de Ribadesella.

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