Hace más de 20 años que Tamara se subió por primera vez a un escenario y desde entonces no ha dejado de hacer de su pasión su profesión. Un poco cansada, pero alegre y emocionada se mostraba ayer antes de su actuación en el Club Astur de Regatas de Gijón. "No me pierdo una cita en esta ciudad por nada del mundo, vengo todos los veranos", comentó horas antes de salir a escena.

La cantante fue protagonista ayer tras los fuegos de la noche de Begoña, para los aproximadamente 150 asistentes a la cena-espectáculo más elc entenar que se sumó después, que organizó el artista gijonés y amigo íntimo de la artista Miguel Kocina. La actuación de la sevillana terminó, para sorpresa de los asistentes, con dos canciones interpretadas, a dúo, por los artistas. "Tamara y yo hemos actuado varias veces juntos, pero esta es más especial porque es mi club, es en casa, y es muy bonito hacerlo aquí", aseguró Kocina.

Tamara, que ha vendido dos millones y medio de discos y que además de hacerse con un Premio Ondas a los 18 años tiene cuatro nominaciones a los Premios Latinos y un Premio de la Música, presentó ayer en Gijón su proyecto "Alma de bolero". Se trata de una colección donde demuestra el por qué se ha convertido "en la mejor cantante de boleros de España", como no duda en asegurar Kocina. Se define a sí misma como una cantante melódico romántica y explica que dentro de su repertorio "puedo cantar balada u otras cosas, pero siempre dentro de mi repertorio: no puedo cantar de lo que no sé". Aún así, este proyecto lo compagina con la gira de su último disco, "Lo que calla el alma", que tiene "un estilo más pop".

Tampoco hay que olvidar los cuatro hijos que tiene la cantante, que asegura "son la pasión de mi vida, incluso más que la música". Una vida muy ajetreada que compagina "como puedo, porque quien quiere puede. No voy a negar que es complicado y que muchas veces echo de menos a mi familia, pero al final acabo consiguiendo sacar tiempo para todo", explica.

"No me acompañan esta noche porque no quiero mezclar el trabajo con lo demás. Me encantaría que vinieran a Asturias porque me parece un lugar espectacular para venir de vacaciones en familia, pero hay que hacerlo bien, hay que tener tiempo y disfrutar del aire puro de esos monten verdes que ofrece esta región", comentó.

Una de las primeras cosas que quiere hacer la cantante es probar el "pitu de caleya", como confesó ayer antes de su actuación. "Mañana me va a llevar Miguel a comerlo, porque tengo muchísimas ganas. Ya he probado casi todo lo típico de aquí: los quesos asturianos, el cachopo, el rape que aquí llaman el 'pixín'? Pero el 'pitu de caleya' no y eso no puede ser", bromeó.

Es con esa elegancia y esa naturalidad con la que se ganó al público gijonés, que la acogió como siempre ha hecho, desde que actuó por primera vez hace ya bastantes años: con cariño y muchas ganas de cantar con ella a viva voz. "Siempre me reciben con los brazos abiertos, la verdad es que estoy feliz de la vida; encantadísima de estar aquí, otra vez en esta preciosa ciudad ".