"Quiero dedicar un homenaje a todos los peluqueros que se dedican a esta profesión, porque no todos han sido tan afortunados como yo", comenzó Ramiro Fernández ante la multitud de invitados que se dieron cita ayer tarde en la inauguración de "Psicoestética...mente Historias de un oficio. La barbería". Una muestra abierta en la Sala de Exposiciones de la Caja Rural de Gijón (Paseo de la Infancia 10) donde se puede ver la evolución de la profesión de barbero-peluquero, y también la personal de Ramiro, con objetos propios y otros que ha ido recopilando.

De ascendencia minera y el último de siete hermanos, para Ramiro no fue fácil adentrarse en el mundo de la psicoestética: "Mi familia quería que al menos uno de los hermanos tuviese estudios por lo que me apuntaron con trece años en el colegio de los Claretianos en Contrueces y después me llevaron a Valmaseda (Vizcaya)". Tuvo que ser su hermano José quien lo reclutase para el oficio de la barbería, en 1959. "Él (su hermano) se dedicaba al estraperlo. Ya sabes: paquetes de tabaco, botellas de whisky? A mí me tenía en la barbería de El Musel mientras él repartía con la Vespa", relata Fernández.

"La misma evolución que tiene la sociedad la tiene la barbería. Antes el barbero también era médico, cirujano? Hacía de todo.", explica el reputado psicoesteticista, que desde 1998 también es el peluquero de la selección española de fútbol, lo que le ha servido para vivir las últimas concentraciones de "La Roja" y conocer a jugadores legendarios como Íker Casillas o Raúl González, entre otros.

"Todo empezó con la concentración de la selección española previa al Mundial de Francia, Luis Enrique y Abelardo le debían de haber hablado a Clemente de mí y resulta que un día entra en mi peluquería y me dice, como si me conociera de toda la vida: 'Ramiro, ¿me cortarás el pelo?', seguido de un 'Anda con ojo que yo he cortado el pelo en Bilbao'. Le hice el corte que me pidió y como le debió gustar me empezaron a llevar a los viajes.Una de las anécdotas que guarda con más cariño es del día antes de la final del Mundial de 2010. "El último corte de pelo se lo hice a Fernando Llorente y me acuerdo que él me contaba que estaba seguro que si el míster lo sacaba iba a meter gol. No fue así, porque ni siquiera jugó, pero son de esos detalles que te quedas con ellos", relata Ramiro. Un auténtico artista en lo suyo. Y quien quiera situarle en su ambiente, que se pase por su exposición.