Con un ambiente festivo, pero también reivindicativo y, sobre todo, con sello ecológico 272 personas disfrutaron del XXII Descenso del río Esva en el Valle de Paredes (Valdés), organizado por la asociación vecinal homónima que este año celebra su cuarto de siglo de existencia.

Piraguas, alguna balsa e incluso simples flotadores sirvieron para realizar el descenso en el que cada uno de los participantes fue provisto de una bolsa para recoger la basura que se fue encontrando a su paso por el trayecto de cinco kilómetros que lleva desde el centro de interpretación de las Hoces del Esva, en Agüera de Paredes, a San Pedro. Pero no sólo los navegantes hicieron tareas de limpieza, los acompañantes que decidieron realizar la ruta a pie por el sendero paralelo al río también colaboraron en la recogida de basura llegando a retirar de las márgenes del río hasta 200 kilos de residuos, sobre todo plásticos, aunque también aparecieron restos metálicos de una lavadora.

El descenso del Esva en el Valle de Paredes es una oda a la conservación del medio ambiente y de defensa de la naturaleza que busca recordar la unión vecinal del valle en 1991 con la que se consiguió frenar el proyecto de abrir una mina de feldespato a cielo abierto en la zona. Fue entonces, a raíz de la necesidad de defender sus intereses, cuando nació la asociación vecinal que en la actualidad cuenta con 300 socios y que realiza actividades, como el descenso, con las que se busca proteger el medio natural.

El encargado de dar el pistoletazo de salida a la fiesta ecológica fue el pregonero Carlos Fiel, oriundo de San Sebastián y médico en la Universidad de París, además de un viajero incansable. En su discurso se encargó de ensalzar la ecología y aseguró que "si no reconocemos lo que somos y lo que tenemos, si continuamos como en el pasado siglo XX, nuestros hijos y nietos es posible que no lleguen a tener nuestra edad".

Además, recordó la reivindicación de los pueblos del Valle de Paredes al aseverar que "vivimos en un constante monoteísmo de mercado, como ese que se quería situar aquí y es necesario que algo dé sentido a nuestra vida, como la fuerza del grupo al reivindicar la naturaleza".

En el momento inaugural de la fiesta también estuvo presente el alcalde de Valdés, Simón Guardado, que valoró el descenso como una forma de promoción para la zona, además de recordar el hito de defensa del medio ambiente, de la identidad y de los intereses de los pueblos que protagonizaron los vecinos".

Después de los discursos, los participantes, entre los que se encontraban gente local, turistas y personas llegadas desde todos los puntos de Asturias, se lanzaron al agua para emprender el descenso con ganas de divertirse, de disfrutar de la naturaleza y de ayudarla retirando la basura. "Venimos todos los años con la familia de merienda y también para recoger la basura", explicaba Isabel Fernández, de Oviedo. Para la vallisoletana Isabel Pérez éste fue el segundo año en el descenso y confiesa que intenta coger las vacaciones en estas fechas "para poder venir a Paredes y a las fiestas San Timoteo en Luarca". Tampoco se perdieron la bajada algunos participantes del Descenso folclórico del Esva en Trevías, que se celebró hace dos semanas, como los ganadores del concurso de carrozas "Los vikingos de Cortina", que esta vez acudían sin disfraces y dispuestos a ayudar con la limpieza.

Una vez finalizado el recorrido se celebró una gran comida campestre en San Pedro a la que siguió la romería.