Avelino Rodríguez Miravalles comenzó a colaborar en la organización del concurso hípico gijonés a finales de los años 60 del pasado siglo como ayudante del responsable Gregorio Rodríguez Blanco. En 1981 el entonces concejal Daniel Gutiérrez Granda le dio los máximos galones.

- Van 74 años de concurso, ¿hay algún secreto?

-Creo que hay dos claves, una el apoyo del Ayuntamiento durante todo el tiempo, aunque pasó por diversos organismos pero todos ellos municipales, y la otra el respaldo del público. Con esos dos apoyos el concurso se fue actualizando de acuerdo con la tendencia de los principales concursos mundiales: haciendo cuadras buenas y nuevas, mejorando la pista, haciendo obstáculos y ofreciendo servicios como la galería comercial, cafeterías, restaurantes, etc.

-Hasta ahora el concurso no tuvo grandes críticos...

-En la ciudad poca gente está en contra del concurso. El apoyo de los gijoneses es fundamental porque al final la corporación apoya si apoyan los ciudadanos, y dentro del mundo de la hípica es evidente que tenemos respaldo, este es un buen concurso sin lugar a dudas.

-¿Qué importancia le da a su equipo organizativo?

-Como en todo, es fundamental. Si tu equipo no funciona nada lo hace, pero eso no es algo propio del hípico, pasa en todo. Otra cosa es que yo llevo aquí muchos años y gran parte de este equipo lo he formado, entre comillas, yo. El equipo, el que había antes y el que hay ahora, es fundamental.

-Ha visto pasar a muchos jinetes y amazonas ¿con quién se queda?

-Guardo un gran recuerdo de la vez que montó aquí Piero D'Inzeo. Venía como jefe de equipo de la Escuela Militar Italiana y le gustó tanto el ambiente que vio que pidió permiso a la organización para correr el Gran premio, un gesto que le ganó una tremenda ovación cuando salió a pista. A mí me gustan los estilistas y por eso me quedo con gente como los Whitaker, Skelton, Michel Robert, Patrice Delaveau... En realidad, por Las Mestas pasaron los mejores jinetes del mundo, pocos habrá que no lo hayan hecho. Últimamente me gustó mucho el joven irlandés Bertran Allen, que ganó el Princesa de Asturias de hace dos años.

-¿Y destacaría alguna edición en especial?

-No en especial. El Campeonato de Europa de 1993 tuvo un gran nivel pero por exigencias de las transmisiones televisivas, que obligaban a empezar muy pronto, había muy poca gente en las gradas. No encajaba mucho con el concurso de Gijón, faltaba el calor del púbico. La final Samsung del 99 tuvo mucho nivel deportivo pero pasó algo parecido.

-¿Hay algo que le gustaría hacer y que todavía no ha podido?

-En estos momentos lo que falta para redondear es mejorar la pista de ensayo, tanto el suelo como el tamaño, es nuestro punto débil. Espero que se pueda acometer pronto porque no es una inversión grande; no es que esté mal la que hay, pero es lo más urgente de mejorar. Lo siguiente sería la renovación de las gradas de palcos, pero eso sí estamos hablando ya de una inversión importante.

-¿Y en el aspecto deportivo?

-Es difícil inventar. Hay que tener en cuenta que el calendario internacional está muy apretado y si quieres ver jinetes y caballos buenos tiene que ser con unas pruebas muy concretas, no vienen a shows. Hay un exceso de calendario y como hay mucha competencia los premios económicos se están disparando, y eso es un esfuerzo que tarde o temprano va a tener que acometer el concurso de Gijón si quiere mantener el nivel deportivo.

-El CSIO de 2017 se va a Barcelona. ¿Pros y contras de esa situación?

-Básicamente es un problema económico. Si quieres tener un CSI de cinco estrellas requiere un mayor esfuerzo económico porque es más caro. Que no sea el concurso oficial te permite limitar más la participación, escoger más a los jinetes, pero hay que tener en cuenta que entras en un mercado en el que el que más pone es el que se lo lleva. Siendo oficial las federaciones escogen sus representantes, tal vez muchas no manden a sus primeros equipos pero tampoco te mandan malos jinetes porque no quieren hacer el ridículo y el coste es menor.

-Hace dos años destacaba la presencia de Bertran Allen y en este tiempo se ha convertido en uno de los mejores jinetes del mundo. ¿Se atreve con algún otro nombre?

-Hay un grupo de chavales menores de 25 años buenos. Está Joe Whitaker que va a ser bueno; el americano Spencer Smith, aunque no trae a sus mejores caballos, tiene mucho futuro porque solo tiene 20 años; está la holandesa Sanne Thijssen o los irlandeses Michael Duffy y Anthony Condon.