Como si se tratara de la última película de Amenábar, la imagen de los aficionados al mundo de la hípica comiendo palomitas durante el espectáculo se ha vuelto ya habitual. Mientras los caballos realizan sus elegantes saltos en la pista, la mirada atenta de los espectadores les acompaña en cada movimiento, pero disfrutando a su vez de uno de los clásicos de las tardes de cine.

"Durante los tres primeros días de hípico llegamos a gastar 60 kilogramos de maíz", explican, sorprendias, las vendedoras del puesto de palomitas, que apenas dan a basto con tanto comprador. En base a esas cifras, alrededor de 400 paquetes de palomitas se venden en una jornada de trabajo en el recinto de Las Mestas, lo que demuestra que la hípica en Gijón es, para algunos, digna de las grandes producciones de Hollywood.