A Ángel de la Calle, director de contenidos de la "Semana negra", le gusta ver crecer la hierba. Así que puso ayer juntos al asturiano Miguel Barrero y a la argentina Tatiana Goransky a hablar de sus últimos libros. La trigésima edición del festival gijonés quiere hacer un guiño a sus orígenes (Juan Madrid, Jorge Martínez Reverte...), pero también apuesta por los nuevos talentos. Dos revelaciones en una cita con muchos nombres de peso. El primero es finalista del premio "Rodolfo Walsh" por "La tinta del calamar" (Trea), su visión del irresuelto crimen de Rambal en 1976; la segunda, autora de "¿Quién mato a la cantante de jazz" (ella misma canta jazz), llega con novela nueva, "Fade out" (Comba).

De Cimavilla a Buenos Aires, pasando por San Juan y Barcelona. "El crimen de Rambal sigue siendo el espejo en el que Gijón se mira. ¿Por qué quedó en el subconsciente de los gijoneses? Cuando supe que esa era la pregunta correcta, los materiales del libro tomaron forma", explicó Barrero sobre una historia a la que le dio vueltas durante años, sin éxito. Y más: "Esa historia de Rambal funciona bien como metáfora del cambio de una ciudad y de un país".

"El tema de mi libro es el de la búsqueda del silencio, que es un privilegio en estos momentos", indicó Tatiana Goransky . El relato de tres generaciones de mujeres de una misma familia que emiten música por los oídos. "Es la novela rosa de las novelas regras", dijo la escritora, para quien su narración, más que entroncar con cierto realismo mágico, puede adscribirse a un "realismo delirante". "Es la carta de amor más larga que he escrito en mi vida", añadió, antes de defender el "buen amor", el que "produce armonía". "El amor hay que buscarlo", añadió.