La acampada más sana de la fiesta de Las Piraguas está en los Campos de Oba, en Ribadesella. Allí se concentran desde ayer muchos de los piragüistas nacionales e internacionales que mañana compiten en el 81º. Descenso Internacional del Sella. En Oba la bebida oficial es el agua y las isotónicas; no la sidra y el calimocho que consumen los "selleros" que pernoctan en el prau de San Juan-La Mediana. Agua, en verdad, tendrán por arriba y por abajo. El pronóstico meteorológico pinta mal: nubes y chubascos.

La jornada para los deportistas empezará temprano para controlar el cauce del río y las corrientes que les pueden jugar una mala pasada, según explica la portuguesa Rita Ramalho, esposa del campeón de Europa de Maratón Leonel Ramalho, que peleará por las primeras posiciones en la K-2 de Emilio Merchán. "Aquí nos vamos a dormir temprano y el ambiente es muy bueno", destaca la mujer, que llega acompañada de una veintena de palistas del Club Fluvial Vilacondense. Su visión la comparte el piragüista vasco Aitor Gorrotxategi, que a sus 18 años, ya entrena con la selección española sub-23 y se enfrenta a su cuarto Sella con el Club Santiagotarrak. "Nos gusta acampar aquí porque hay mucho espacio y es un lugar familiar y emblemático, por el que no es difícil encontrar a viejas glorias", cuenta antes de iniciar una partida de cartas con sus compañeros.

Lo que más valora el valenciano Jesús Miguel, del club Scooter Algemesi, es "el ambiente de competición que se respira y los servicios con duchas calientes". Igual de encantado se muestra el francés Jeremy Candy, cuya única preocupación es no volcar en la salida.