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Crítica

China Moses contra viento y marea

La cantante estadounidense se impone a la lluvia a golpe de jazz y soul

La cantante estadounidense, durante su actuación del lunes. JUAN PLAZA

Hacía cinco años que no venía a Gijón. Fue en el Teatro Jovellanos, dentro de la programación del Festival de Jazz donde China Moses deslumbró con las canciones de su anterior trabajo, "Crazy Blues" (2012). Entonces quedó clara la conexión con el público gijonés, y cuando se publicó la programación de la Semana Grande fueron muchos los que marcaron la fecha del lunes en el calendario para no faltar a la cita con esta diva de la música negra.

La tómbola meteorológica del verano gijonés no estaba de su parte; no era orbayu, como el sábado con Capossela, sino uno de esos días desagradables y bien pasados por agua que no animan ni a salir de casa. Sin embargo, la plaza Mayor se cubrió de paraguas hacia las nueve de la noche, y la música de Moses logró disipar las nubes y subir la temperatura ambiente dando forma a una velada de jazz, soul y rythm and blues. Decimos la música de Moses porque la estadounidense está de gira por Europa presentando por primera vez canciones propias. Hasta ahora, su repertorio estaba compuesto por temas popularizados por las grandes voces femeninas del jazz; cantantes como Dinah Washingtown, Mamie Smith, Nina Simone, Billie Hollyday o Bessie Smith con las que Moses ha crecido. Ellas han sido un modelo tanto en el escenario como en la interpretación vocal, y lo que China Moses presenta en "Nightintales" (2017) es el fruto de años de trabajo y de aprendizaje en el mundo de la música negra.

El concierto fue de menos a más, pero sin parones, siempre fluido, con patrones de "walking bass" y ritmos swing en los primeros temas, como en "Blame Jerry". También a golpe de firmes pulsos de compás y ostinatos melódico-armónicos, como los de "Put it on the line". Hubo espacio para el funk, con temas como "Disconnected", que pusieron riffs más incisivos en el repertorio de Moses. La banda que la acompañaba cumplía con los estándares de la música negra: batería, contrabajo, saxo y teclados, y funcionó como un reloj, pero lo que destacó sobre todas las cosas fue la figura de Moses. Por un lado, su voz cálida y llena de matices, que le permite afrontar con asombrosa facilidad y solvencia tanto una balada jazz como un frenético rythm and blues. Por otro, su capacidad de comunicar con el público desde cualquier escenario, ya sea en un teatro o en una plaza.

Moses va sobrada de carisma, talento y oficio, pero además se está construyendo una carrera paso a paso, afianzando lenguajes y público y ambos con la misma seguridad. Sus álbumes se espacian en el tiempo y siempre proponen algo nuevo; en este caso, con "Nightintales", deja ver su faceta como compositora tocando distintos palos de la música negra. Aún no ha llegado a los cuarenta y ya es considerada por muchos como una digna heredera de las grandes voces femeninas del jazz y del R&B. Cuando vuelva a Gijón, no se la pierdan.

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