Javier Ojeda (Málaga, 1964) es la voz de "Danza Invisible", uno de los grupos referentes de los años ochenta y uno de los encargados de abrir el festival "Luanco al mar", que se desarrolla estos días en las instalaciones deportivas de Balbín. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA junto al escenario al que horas más tarde se subirá para darlo todo y demostrar que la música de los años ochenta sigue viva. Se declara enamorado de Asturias y ayer en Luanco, se dio un paseo por la villa marinera y se dejó caer por alguna que otra sidrería antes del concierto que tenía programado para las 23.40 horas. Dormirá en Avilés y por la mañana, temprano, emprenderá viaje en dirección de nuevo a Málaga para continuar su gira.

- ¿Qué tienen los años ochenta para que su música aún continúe llenando festivales?

-La música está viva y hay artistas más vivos que otros. Podemos hablar de la música española de los años ochenta como la edad dorada, como lo que fueron los años sesenta y setenta en Inglaterra. En España, los ochenta fueron el último momento en la historia de la música en la que las listas de éxitos incluían canciones de calidad.

- ¿Vuelven los ochenta después de tanto grupo de aquella década de nuevo en la carretera?

-Ese revival lleva diez años y no tiene visos de que termine. Mi generación fue muy afortunada en el ámbito musical, ahora la situación es diferente. Por desgracia no hay relevo. Eso sí, quien diga que no hay grupos jóvenes con calidad y buenos músicos o es un carca o no entiende nada. Lo que ocurre es que no tienen oportunidades. Antes sonábamos en la radio, salíamos en televisión. Ahora está internet y es otro mundo.

- Llega a Luanco a un festival...

-Me seduce el furor que hay por los festivales al aire libre, amo la música en directo.

- Cada verano tiene su canción, este toca "Despacito". ¿Qué le parece?

-No me molesta, hay más horrores veraniegos de otros años. La canción del verano siempre ha existido. Mira "Los Diablos", "Fórmula V" y "King África". Si me dan a elegir prefiero "Despacito" a cualquiera de "King África", al menos tiene armonía.

- El Instituto Vasco de la Mujer hizo un listado con doscientas canciones que considera machistas e incluyó a "Despacito". ¿Qué le parece?

-Puede que yo tenga alguna. Pero recuerdo que hace poco cambié la letra de un tema en directo. La canción se llama "La mujer ideal", de 1991. Cuando la compuse no pensé en ello, pero años después me dije, ¡joder, sí que es machista! Y la cambié. Eso sí, quizá haya tendencia a exagerar. La salsa de, por ejemplo, Héctor Lavoe me encanta y es íncreiblemente machista.

- Cambiando de tercio, ¿qué tal le trata el público asturiano?

-Asturias me encanta, aquí tengo muchos amigos y vendría más, no toco aquí todo lo que me gustaría. La última vez que vine fue a Piedras Blancas en un concierto en solitario, estuvo muy bien. Volveré a Gijón a finales de año para participar en un encuentro musical solidario. Asturias lo conozco bien. He tocado en Oviedo, Gijón, Avilés, Pola de Lena y en Corvera, donde había un gran prado donde estaban "les vaques". Además, un amigo íntimo mío vive en Oviedo, Antonio de la Rosa, que es también letrista de "Danza Invisible".

- Un andaluz encantado en Asturias...

-Los asturianos y los andaluces nos parecemos, tenemos un carácter abierto, salvando las distancias. Los gallegos tienen un punto de locura diferente. Quizá los asturianos tengáis un plus de hospitalidad.