Antonio Orozco no alcanzaba ayer por la noche a ver la cantidad de gente que se había congregado en la explanada de Poniente para asistir a su concierto con motivo de la Semana Grande. "¡No me alcanza la vista, Gijón!", proclamaba en el inicio de un recital que se convirtió en el más multitudinario de cuantos se han sucedido hasta ahora en el verano gijonés. Un noche que aguantó sin llover, una fórmula musical que está en pleno éxito, un cantante con tirón popular y la gratuidad de la cita permitían cuadrar el círculo.

En el escenario de Poniente Orozco se mostró como en la televisión: cercano, energético, con pose y frases de colega, sabiendo dar en el clavo. Como cuando, a la vista de tantas miles de cabezas, pidió a todos "cantar conmigo, que nos tienen que oir en Oviedo".

Para qué se quería más. Bueno sí, se quería oir su música: "Llegará", "Mírate", "Ser o no ser", "Podría ser, " "Pídeme", "Devuélveme la vida", "Temblando", "Hoy será", "Pedacitos de tí"... se fueron sucediendo para deleite del público al que el catalán ya tenía metido en el bolsillo desde el inicio -o antes, cuando en su cuenta de twitter proclamó lo bien que se come en Gijón-. Así que cuando preguntaba si "¿aquí no duerme nadie?", o se confesaba muy interesado en que "mis letras puedan reflejar en algún momento lo que yo siento al estar frente a un público como este", el respetable caía rendido. Entre sucesivos agradecimientos -"Gracias Gijón", "esto nunca lo olvidaré"-, o recuerdos a su padre que le inculcó "que es de bien nacido ser agradecido", el músico fue llenando la noche y metiéndose a todo el público en el bolsillo. Un público joven, familiar, mixto... con algunos incondicionales, como los que esperaron por Orozco desde horas antes del inicio del concierto. El récord se lo llevó Verónica Villalba, que aguantó en primera fila desde las 17.30 horas, todo por "ver de cerca a mi ídolo".

"La Voz", progama convertido en un trampolín para la fama del artista, ha multiplicado el número de sus seguidores, pues la mayoría de las chicas que ayer aguardaban para no perder un puesto de privilegio en Poniente aseguraban que Orozco les cautivó con su gracia y salero en televisión. "Es muy gracioso, espontáneo y además canta bien", indicaba Vera Corujo, de 8 años, que sigue al artista desde hace dos años y cuya canción favorita es "Pídeme".

Otras fans anunciaban que se iban a volver "locas" y se emocionaban hasta el extremo con solo pensar en la posibilidad de tener a su ídolo a pocos metros. Por no hablar de centímetros. "Si yo pudiera hablar con Antonio me iría a comer con él a dónde fuese", contaba Lucía Paredes, de 14 años, que llevaba desde las 19.00 horas al pie del cañon ante el escenario de la playa de Poniente. Por su parte, su amiga Alba Prieto se conformaba con "darle un abrazo y hacerme una foto con él". Hay quien, como Olaya Martínez, iba más allá y "gritaría a los cuatro vientos lo mucho que quiero a Orozo", aseguraba.

"Destino" es el álbum que el cantante barcelonés está presentando en esta gira. Canciones como "Hoy será", "Mi héroe"o la más veterana "Pedacitos de tí" eran los temas que más en mente tenían las fans y que tarareaban durante las largas horas de espera. "Todo porque Antonio nos vea y nos firme las camisetas", reclamaba Corujo, quien, junto con su familia, customizó unas camisetas con la frase "Antonio, fírmame la camiseta", e incluso llevaron para la espera un póster con fotos de la artista.

Para los que llegaron pronto, los que llegaron tarde, los que corearon y los que se entusiasmaron en Poniente, lo cierto es que "Antonio merece la pena". Fenómeno fan.