Del mismo modo que usted ha cumplido ya su misión, espero poder cumplir yo la mía. Con estas palabras, "plus minusve", le brindó el quinto toro Diego Ventura a Ismael Fernández, el expresidente de la plaza recién jubilado como Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía -y distinguido ahora con el 39º. "Tranvía de oro" de la Peña Cocheras"-. El año pasado le concedió cuatro orejas y un rabo tras una tarde cumbre de rejoneo. Sin llegar a las mismas cotas de entonces, Diego Ventura sí ofreció la mejor versión del toreo a caballo de la tarde y logró cortar dos orejas, una en cada toro, para salir en hombros.

Estuvo mejor con el segundo del festejo. El único toro de Pallarés, de preciosa estampa y muy en la línea "Buendía", que ofreció verdaderas opciones de lucimiento. Salió con muchos pies de chiqueros, de uno de los ocho que tiene la plaza, y pronto se enceló en la cola de "Lambrusco". Diego Ventura se lo dejó llegar para clavar arriba dos rejones de castigo. La intensidad de la faena fue total de principio a fin. Prendió la mecha "Nazarí", un precioso jaco lusitano de capa castaña y doce años, con el que toreó de costado, al hilo de las tablas, y llevando cosido a su oponente a la grupa. Los andares de "Nazarí" a dos pistas, por ambos pitones, fueron levantando al público de sus tendidos toda vez que Ventura clavaba arriba los rehiletes. El temple a caballo.

Con "Lío" llegaron los quiebros, dejándose llegar mucho al toro para cambiar la entrada al encuentro. En uno de ellos tuvo que pasar en falso y resarcirse después con otra banderilla en todo lo alto. Ejecutó toda la lidia a caballo y sin ayuda de los auxiliadores de su cuadrilla. "No lo toquéis", les decía en cada cambio de montura. Para el último tercio se decantó por "Remate", albino de ocho años y una de las joyas de su cuadra. Las cabriolas sorprendieron por su vistosidad y las tres banderillas cortas que clavó dejándose llegar al toro hasta el estribo sorprendieron por su impecable ejecución y riesgo. Se fue trasero el rejón y en lugar de descabellar, echó pie a tierra y optó por coger la muleta y pegarle dos ayudados por bajo más un trincherazo de remate que fue espectáculo. Pese al detalle genial y torero no se pidió con fuerza la segunda oreja y el premio se quedó en un apéndice auricular, que diría Fernando Guerra.

Diego Ventura paseó otra oreja del quinto. Destacó a lomos del tordo "Fino" con el que ejecutó piruetas en la misma cara del toro. Tras clavar arriba el primer garapuyo dio hasta cinco. Nuevamente delitó con "Nazarí" y su toreo de costado y reeditó el epílogo con "Remate", incluyendo a las cortas el desplante del teléfono. Nueva oreja y en hombros.

Leonardo Hernández pechó con un mal lote pero bien podría haber salido en hombros de no haber errado con los aceros. Mérito encomiable que cabalgue con visión en un sólo ojo. Tocó pelo en el sexto merced a los pares a dos manos, con las riendas enganchadas en su cintura y dirigiendo a "Despacio" con las rodillas. El toro fue muy parado, falto de raza e incluso amagó con echarse cuando dobló las manos mientras Leonardo se iba a por el rejón de muerte tras clavar con "Xarope" una rosa. Esta vez, pese al pinchazo, logró la oreja que había perdido en su primero. En esa primera labor, frente a otro de Pallarés mansito y paradito, destacó el toreo de costado con "Calimocho" por ambos pitones, recortando por los adentros. Tuvo peor fortuna al clavar, dos palos se fueron al suelo, y eso enfrió al público. Con"Xarope" hizo cabriolas y desplantes que recondujeron la historia pero el descabello lo echó por tierra.

Rui Fernandes pechó de nuevo con un mal lote. Frío y parado fue el primero, ante el que clavó reunido y con eficacia, al que descordó con el rejón de muerte. El cárdeno y careto que hizo cuarto, "Buendía por cada costado", fue sólo fachada. Rui Fernandes, no obstante, abusó de los auxiliadores aunque fue un lujo ver en el ruedo la imponente presencia de su caballo negro "Vilvaldi". Pero esta vez la sinfonía fue de Ventura.